Querida Eli

Querida Eli:

Tengo tanto que decirte que no sé por dónde empezar. Tengo preguntas que hacerte, palabras que regalarte, miedos que confesarte. Hoy tengo tanto.

Este es tu primer viaje sola al exterior y por eso quiero saber cómo lo viviste. ¿Pasaste por las mismas sensaciones que yo? ¿Qué sentiste cuando despegó el avión? ¿No te maravilló la sensación de despegue? Cuando sentís que el cuerpo se desprende de la tierra y no va a volver a tocarla por unas cuantas horas.

¿Qué sentiste cuando pasaste la zona de embarque? ¿No te dio una sensación de libertad absoluta? Porque cuando cruzás esa puerta, lo que resta es solo el mundo y vos. A partir de ese momento, todas las decisiones son únicamente tuyas: dónde dormís mañana, qué desayunás, qué camino agarrás para ir al super. Todo. Cruzaste esa puerta, te vas a otro país, a otro mundo, no sabés cuándo volvés, ni lo que vas a hacer en tres días. No existe una forma de ser más crudamente libre que viajando solo.

Vos lo decidiste, acá estás, y lo vas a empezar vivir. Y yo soy feliz. Feliz porque quiero que todo el mundo lo haga, y vos me hiciste caso y te estás haciendo el mejor regalo del mundo. Y yo estoy orgullosa. No me voy a hacer la humilde, sé que el 70% de esta decisión es culpa mía. Me declaro exclusivamente culpable, y soy feliz. Porque me escuchaste y yo te prometo que vale la pena. Más allá de tus miedos, de tus dudas, de la incertidumbre que te genera. Vale la pena.

Amo viajar sola. Amo no tener nada que me ate a un pasado, a quién fui. Amo estar sola frente al mundo, amo el desafío, amo pelearla, amo empezar de cero como si acabara de nacer. Pero estoy amando, de otra forma, el hecho de que vengas. Porque por primera vez en esta vida viajera que adopté, esos dos mundos se unen. Me intriga cómo va a ser. Cómo me voy a sentir.

Si me pongo a pensarlo, nunca soñé con esto en particular. Obviamente de adolescente me imaginaba viajando con amigas por el mundo, pero cuando empezó a llegar la edad de hacerlo, no había ninguna amiga que tuviera las mismas ganas que yo. Todas tenían otras prioridades, el sueño de viajar era algo del pasado, una simple locura para la que ahora no había lugar.

No para mí. Así que me terminé yendo sola. Estando de viaje recibía los “volvé, te extrañamos, llevame en la valija, mandame plata para un pasaje”. A lo que respondía “vengan, quién se los impide”. Y que finalmente una me haya dicho “bueno”. No tiene sentido.

Nada tiene sentido. Desde que viajo todas las percepciones normales de la vida están totalmente descolocadas. Todo lo bizarro ahora es solo algo más. Como te dije ayer en el primer abrazo: BOLUDA, QUÉ HACEMOS LAS DOS EN COREA…CUALQUIERA.

Eli, no te quiero aburrir con mil palabras que no vas a tener tiempo de leer, así que sólo te voy a contar una anécdota más. Mejor dicho, recordar.

El 28 de marzo de este año, mientras estaba buscándome la vida en Manchester, me pasó algo que en ese momento fue contraproducente. Estaba totalmente decidida a dedicarme a mi sueño de vivir de viajes y escribir. Le estaba poniendo TODO al blog. Pero al mismo tiempo, me estaba empezando a bajonear porque no podía encontrar trabajo, la plata se iba y siempre alguna que otra boludés salía mal. Esa mañana, me desperté optimista. Me levanté pensando ¿no hay trabajo? No importa, lo inventamos, lo creamos, lo hacemos salir de lo que nos gusta. Desayuné con toda la furia y fui corriendo a la habitación a agarrar la cámara, salir a sacar fotos y armar un post hermoso para el blog. Llegué a la habitación, la cámara no estaba. A alguien le pareció una muy buena idea agarrar algo que no era suyo simplemente porque lo tenía al alcance de su mano, y se lo llevó. ¿Qué significó eso para mí? Una frustración absoluta. Un chiste del destino. Un ahhh, ahora que estás toda decidida a comerte el mundo…TOMÁ. No lo podía creer. No iba a poder comprarme otra cámara. La mitad del blog estaba arruinada.

Compartí mi frustración en facebook, para descargarme y para hacerles saber que ya no iba a haber muchas fotos. Obviamente recibí muchos comentarios de aliento, pero también recibí éste:

Yo soy de las que todo pasa por algo. En ese momento no lo podía ver. Pero seguí. Seguí sin saber que a principios de mayo, iba a salir a pasear por Seúl, iba a terminar en el playground porque la música me llamaba. Iba a ver una banda increíble, iba a ser feliz con el ahora y porque happiness is only real when shared lo primero que quería hacer era sacar una foto y compartirla con el mundo. Mi celular se iba a tildar y además ni en pedo iba a lograr captar del todo lo que quería transmitir. Si hubiera tenido mi cámara en ese momento, hubiera sacado las fotos, filmado videos y fin de la historia. Pero no la tenía, y tampoco tenía ni plata, ni forma de conseguir una pronto.

Había dos opciones, lo lamentaba y seguía como si nada, o me quedaba con mi capricho de NO, NO PUEDE SER QUE YO ESTÉ ACÁ Y NO PUEDA COMPARTIR COMO CORRESPONDE TODAS ESTAS MARAVILLAS. NO SEÑOR. CREATIVIDAD, VEN A MÍ.

*todas las neuronas de Angie entran en acción y flashean proyectos y pelotudeces que hacer y etc. Etc. *

Y acá estás. Tres meses después de mi revelación. 5 meses después del robo.

De haber sabido que el robo de la cámara conllevaba a que hoy estés acá conmigo, a punto de dejar la vida por el todo (para no terminar las dos en la calle limosneando), ojalá me la hubiesen robado antes.

Querida Eli, gracias por confiar en mí. Por ver que además de una boluda total, tengo algunas ideas copadas (?).

Pero sobre todo, gracias por haberme dejado convencerte. Agradécete a vos misma haber dicho que sí. Porque incluso si no sale, si nos va mal, si lo que sea ¿quién te quita que estés acá? Si tenés que volver a Argentina sin un mango, a volver a laburar años para ahorrar, repito, ¿quién te quita que estés acá? Eso es lo que importa. Volver a Argentina sin un mango no es un fracaso. Estás volviendo a Argentina con una experiencia de vida increíble encima. Eso es lo que va a valer cuando seas grande. No la seguridad de haber tenido siempre un laburo y sus 15 días ortodoxos de vacaciones. Sino la decisión de haberte decidido a vivir.

Te amo amiga,

Titín!

P.d.: Igual la vamos a romper eh.