me gustan los aeropuertos
Malasia,  Reflexiones

Creo que estoy en Malasia

Tengo la leve sospecha que, desde mayo de 2012 (cuando empecé a viajar), mi cerebro dijo:

Ah, pues sabes qué, esto es demasiado para mí, se acabó, yo me largo.

Malasia

Y desde ese momento, es muy raro que yo entienda completamente a dónde estoy, o lo que está pasando. Es como que vivo a lo LAAA LAAA LA LAAAAAA *corre por los prados con una canastita*.

Obviamente que me sigo asombrando de las cosas y lloro emocionada con pavadas, pero, si intento ponerme a pensar en la magnitud de las cosas es como que mi cabeza:

Angie 1: Che, ¿pero vos te diste cuenta lo que está pasando?

Angie 390: ¿Qué?

Angie 1: De que estamos acá solas dando vuel—

Angie matriz (?): AHORA TODAS NOS PONEMOS A MIRAR COMO ESA BELLA HORMIGA CAMINA POR LA VEREDA

Y yo sigo LAAA LAAA LAAA como si nada.

Entiendo, pero no entiendo.

Que estuve en Corea…puffff. Me di cuenta ayer, creo…con suerte. Bah no, obviamente me di cuenta que estaba en Corea cuando me preguntaron “cuándo te vas” y la respuesta que salió de mi boca fue: en una semana.

No, ni siquiera.

Mi cerebro lo negó completamente. Al punto que los días previos no hice nada. Bah, hice de todo pero no cosas que hubiera hecho siendo consciente que me iba. Estuve completamente ebria desde que volví de Yeosu a Seoul y quedaban solo 4 días para irme.

Pasó una juntada el viernes, una el sábado, una el domingo, una el lunes…y…yo me iba el martes a las 9 de la mañana.

El martes a las 6:30am mi manager golpea la puerta de la habitación:

ANGIE, ¿estás ahí?

Sí, ¿qué pasa?

Eh…vengo a saludarte…porque eh…¿ te tenés que ir?

Ahhh, bueno pará *se sienta en la cama* ahí subo a buscar mis cosas y te saludo arriba igual.

*sigue sentada en la cama*

Angie 489034099503 (neurona nueva): ANGIE SUPERVISORAAA

Angie supervisora Junior: *medio resaca* Ah…Angie junior, ¿qué pasa?

Angie 489034099503 (neurona nueva): Sé que es absurdo pero creo que vamos a perder el avión porque…anoche…tomamos mucho…Soju

Angie supervisora Junior: AAHHHHHHHHHHHHH EL SOJUUUUUUU

HAY QUE ABRIR LAS VENTANAS, VOY POR EL CAFÉ

Una de las pocas neuronas rescatadas: Angies, no quiero asustarlas pero tal vez el Soju…EL SOJU ESTÁ EN EL COCO

Angies: AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

Angie matriz: Pero Angies ¿qué les pasó?

Angie 4930: Nada Cerebro, solo un pequeño incidente con el Soju. Pero no hubiera pasado nada si hubieras estado aquí para no dejarnos comportar como unas ebrias empedernidas

*se arma el caos neuronal, todas tratan de recobrar la compostura*

Salgo corriendo para la salida 9 de Hongik a tomarme el subte hasta el aeropuerto.

A las tres cuadras me doy cuenta que me olvidé el celular en la guesthouse.

El amigo coreano que me estaba haciendo la gamba de acompañarme hasta el aeropuerto (y asegurarse que no me encierre en algún lado para perder el avión y quedarme) me dice que él lo va a buscar.

Me quedo pensando cómo carajo lo va a encontrar si ni siquiera yo sé a dónde está.

Cuestión, a los 5 minutos reaparece trayendo mi celular, pero también una bolsa con cremas

Pero esto no es mío.

Bueno lo voy a devolver

NOOO, ya fue, dejalo acá y después—

*coreano vuelve corriendo a la guesthouse, cargando mi mochila grande con la ropa*

Miro el reloj: 7am.

Me quedo unos minutos analizando la situación, y me voy corriendo al subte. Asumiendo que, obviamente el pibe se iba a dar cuenta a dónde me había ido.

Bueno no.

Llego a Incheon a las 8 (el check-in cerraba 8:30), logro conectarme a internet:

500 llamadas perdidas de todo el mundo y el chabón diciéndome que se había tomado el subte a las 7:30.

Mi cerebro aún ebrio, entró en modo placebo y caminando tranquila me fui al baño, me lavé la cara, traté de peinarme un poco, y me fui al check-in.

Porque resulta que la mochila pequeña con la compu, celular, plata, pasaporte y cuadernos, la tenía yo. El coreano solo tenía mi ropa. La ropa que está en esa mochila probablemente ni llegue a fin de año, porque así son los viajes.

O sea, un bajón perder la mochila en sí, pero más bajón era perder el avión. En el sentido que de todas formas en algún momento me tenía que ir de Corea. Y me iba a salir más caro perder el avión que perder la mochila.

Así que fui al check-in. Obviamente era la última. Ya eran 8:15 y el coreano del counter me dijo “pero mirá que cerramos a las 8:30” y le dije que ya sabía, pero que bueno, que esperaba hasta último momento y si no me iba.

8:20 emerge el coreano con mi mochila, se la tiramos al del counter, corrimos y cuando quise acordar ya estaba en inmigraciones.

Por primera vez, de la cantidad de veces que entré y salí de Corea, al señor se le ocurrió fundirme a preguntas(mientras miraba mi pasaporte con quinientos sellos coreanos y japoneses en el mismo día) y yo estaba toda histérica que perdía el avión.

Después de unos minutos y mis muchos “Es que amo su país y bueno, siempre quería quedarme un poco más y bueno…”, me dejó ir, corrí como nunca, y logré llegar a tiempo. En teoría Air Asia siempre despega con atraso, así que eso jugó a mi favor.

Hacía 4 días que no dormía como la gente (creo que en los cuatro días dormí 8 horas en total) así que asumí que en el avión iba a palmar. Bueno, obvio que no. Obvio que, porque los asientos no se pueden reclinar y son pequeños y mis nervios, la ebriedad y etc., no pegué un ojo en todo el vuelo.

Una hora antes de aterrizar y cuando por el avión del parlante, en vez de muchos shib shi io, sb nidá, escuché un:

TUN TAN TIN TUN PUM PAN PIN MALAYSIA PAM PUN PIM PAM.

Empecé a entender un poco que, otra vez, después de 10 meses, estaba llegando a un lugar totalmente desconocido para mí.

Había leído un poco.

Sabía que era un país musulmán, que había mucha diversidad cultural: además de malayos, muchísimos chinos, indios, iraníes, etc.

Ahhh, pero una cosa es leer y otra es bajarte del avión, pasar por inmigraciones con cara de muerto renaciente de las tinieblas más oscuras del agujero del demonio, entrar al aeropuerto y que te de el primer choque con de todo. Con los olores de la comida, con la cantidad de gente. Y la cantidad de no coreanos a lo que estaba acostumbrada.

Analizando la dirección, vi que para llegar a destino, tenía que combinar 4 veces el subte. Para todo esto, totalmente perdida, ebria y resaca, cambié un poco de plata y emprendí la travesía.

Obviamente que tuve que tomarme los subtes en hora pico un día de semana. Porque así soy yo.

Así que ahí iba, en el subte, con ropa propicia para unos -7 grados (pero hacía 40), las dos mochilas, totalmente chivada, aplastada contra los chinos e indios que me miraban sonrientes.

Bah perdón, le digo subte pero en realidad es el tren. Así que, en ese viaje de casi dos horas (porque obvio que combiné mal y tuve que volver para atrás), podía ir mirando por la ventada y la cabeza iba asimilando de a poco, que ahora no iba a ver muchos templos budistas, sino mezquitas. Que ya las adolescentes y jóvenes no tenían la piel mega blanca porque se tiraron 3904 kilos de base y estaban vestida a la última moda, ahora la mayoría estaba cubierta con velos y vestidas super conservadoras. Que en el subte se puede hablar que nadie te mira mal, y que todos se ceden los asientos.

Que ahora volví a ser “mujer”, en el sentido que desde que puse un pie afuera y todos los hombres me miran sin absolutamente ningún disimulo, me dicen cosas y hasta tocan bocina desde el auto.

En Corea podés pasar en pelota que nadie te va a mirar. Corea es el extremo en ese sentido. En Nueva Zelanda o Europa te das cuenta que te miran pero no te dicen nada y es solo por el rabillo del ojo. Acá les chupa un huevo.

Me agarró de sorpresa, pero ya me acostumbré.

Llegué a destino, me recibió mi host y me trajo a la casa.

Por primera vez en años (es que me la pasaba en climas fríos), me di una ducha totalmente helada y la disfruté.

El pájaro que escucho por la ventada tiene un sonido totalmente nuevo para mí. Y si lo combino con la vista de palmeras y montañas a lo selva…me siento en cualquier película, menos en mi realidad.

Mi cerebro nunca acepta 100% lo que pasa. Me deja disfrutarlo nomás. Pero la magnitud de las cosas pasa totalmente desapercibida.

Ya hace casi una semana que estoy acá.

Ya me acostumbré.

Me acostumbré al clima, a la cantidad de gente, a los hombres que me dicen de todo, a que a la noche si estás sola más vale poner cara de mala y que a cualquier señor, medio ebrio, y que sentís (en tu instinto femenino) que tiene otras intenciones, y que se te acerca con un “Miss, are you alone? You want to go to the market? I can take you”, decirle amablemente que no, que estás esperando a tus amigos.

Me acostumbré a la cantidad inmensa de olores, que tiene que ver con las distintas culturas que se combinan en esta ciudad.

La noche que llegué, no me había dado cuenta cómo era el lugar donde me estoy quedando. Al día siguiente, que salí a caminar, me cayó la ficha.

Estoy hospedándome en un condominio super lujoso, donde viven varios actores malayos, está totalmente protegido. Mientras caminaba hacia la salida, me crucé palmeras, muchos autos lujosos, banderas de Malasia flameando por todos lados y al llegar a la garita, estaban los dos policías, vestidos con los típicos gorros rojitos y uniforme verde. Que mi cerebro relacionó con esas películas donde todo es lujoso, el clima es caliente, entra una camioneta negra con vidrios polarizados y al pasar por esos policías típicos de un país oriental con boina roja, se cagan a tiros entre todos. Y vos laaa laaa la laaaa caminando por ahí.

Obviamente que nada que ver, y es lo contrario, super seguro, pero es que mi cerebro hace esas cosas.

No puedo afirmar si todo lo que veo es Malasia o es solo Kuala Lumpur porque es la capital. El finde que viene me aventuro a las ciudades pueblerinas y lo voy a poder comprobar.

Seguro mi cerebro entiende que estuvo en Malasia, en las Batu Caves, que se peleó con los monos que le querían robar la botellita de agua, de la comida exquisita, de los asiáticos extremadamente buena onda, en la jungla, con los policías de clima caliente con boina roja, recién cuando esté en Australia.

Malasia

Porque así funciona.

Pero por lo menos me deja apreciar el día a día y divertirme y asombrarme de las pequeñas cosas, que mal que mal, son las que vale la pena disfrutar.

Y, demás está decir, Kuala Lumpur no es Malasia. Sí, es la capital malaya, juas, pero como toda capital, no representa la totalidad del país. En mi corto paso solo pude irme de la capital y llegar hasta Melaka, pero si quieren saber sobre otros destinos además de Kuala Lumpur que valen la pena disfrutar, les aconsejo darse una vuelta por Pulau Kapas, que según los chicos de De Libros y Viajes, es un pequeño tesoro escondido dentro del país.

7 Comentarios

  • Matias

    Sos crack Titin, me haces cagar de risa con cada post jaja Segui disfrutando al maximo de tu vuelta al mundo, saludos

  • Noemí Telipko

    Siempre es un placer leerte. La paso muy bien con tus anécdotas. Y aunque a veces no puedo dejar algún comentario por falta de tiempo (por el laboro), en este momento debería estar estudiando para la facu, pero esto es muuuuucho más agradable.
    Mi parte favorita: “[…]Que mi cerebro relacionó con esas películas donde todo es lujoso, el clima es caliente, entra una camioneta negra con vidrios polarizados y al pasar por esos policías típicos de un país oriental con boina roja, se cagan a tiros entre todos. Y vos laaa laaa la laaaa caminando por ahí.[…]”
    Tus relatos son lo más. No te conozco personalmente, pero aún así siento que nos conocemos desde siempre.
    Y ya te va a caer la ficha.

  • Mani

    Que te puedo decir…. espero un libro tuyooo!!!… En diciembre conocí a Aldana y a Dino y por supuesto, a Tahiel, de “Magia en el Camino” … viste cuando por primera vez te conectas con alguien y te decís: “Loco que buena genteee, me siento muyyy identificada, lo lograron hacer y tienen mi misma edad y Woooouuuu” y así miles de pensamientos y charlas y preguntas mientras Aldana me firmaba el libro y así de la nada sin conocerme sus palabras y el carisma de los dos, me llenaron el corazón y ese día, uno antes de navidad (magia?!…ponele?!) me fui caminando por Villa del Parque (Caba) con una sonrisa de oreja a oreja, con un objetivo, un propósito… Gracias a todos ustedes, que día a día, plasman sus aventuras, sus pensamientos, su espíritu, su risa, su toodooo, Yo tengo un propósito a cumplir!! Besooo y Abrazoo Giganteeee!!
    PD: che sabes que me da un poco de nostalgia corea, no te pasa?

  • vickytta

    Qué bueno todo!!! Que llegaste finalmente al avión, que aterrizaste en Malasia y las nuevas aventuras que estas viviendo
    Quiero post sobre la comida de Malasia!!