Motivación viajera,  Reflexiones

Ataques de pánico – viajar ¿se puede? – 1era parte

Ataques de pánico, palabras que suenan fuerte, que te afectan de sólo leerlas. A quienes lo padecen y a los que no.

Lo primero que tenés que saber, es que no estás solo. Y para que me creas, te cuento mi experiencia.

Corría el año 2006, había terminado el secundario y me acababa de mudar a Capital Federal para empezar la carrera universitaria. Vivía con una amiga de Junín, pero como ella estaba de novio, es como que mi situación era: o vivía con ellos dos o estaba todo el día sola.

Todo bien igual eh.

Siempre había querido vivir sola, me encanta mi espacio y, además, ya tenía ese ataque de vivir en lugares nuevos y desconocidos, empezar de cero, etc. etc. Pero a veces, no está tan bueno estar tanto tiempo sola.

En ese momento, lo desconocido no fue solo la ciudad, sino un montón de situaciones, que por venir de una ciudad chica, jamás había vivido. Piensen que, si bien existía internet y la tele a color (?), no estaba todo tan sumamente globalizado. Podía saber muchas cosas sobre la Ciudad de Buenos Aires, pero era simplemente información turística que nada iba a tener que ver con lo que iba a vivir como pueblerina en la gran ciudad.

No es que en Junín la había pasado de maravillas, pero fue como que, a comparación del mundo que me esperaba, había vivido medio en una burbuja en que los problemas y los obstáculos nunca habían sido terribles ni nada con lo que no hubiese podido lidiar de una.

De hecho, llegué a Capital Federal ya estando bastante conflictuada.

De chica, como a cualquier niño, mis padres me habían llenado de ideas amorosas sobre la vida, el mundo y etc., hasta que a los 17…

Padres: Bueno, ¿qué vas a estudiar?

Yo: No sé, lo único que sé que quiero es viajar, pero no sé otra cosa.

Padres: Primero tenés que ir a la facultad, recibirte, trabajar y después viajarás.

Yo: Ah…pero y ¿ahora en este momento tengo que decidir que quiero hacer por el resto de mi vida…?

Padres: Sí.

Yo: No sé *se empieza a poner nerviosa*

Padres: Dale Ángeles *presión presión presión*

Yo: Es que no séeeee. No sé.

Padres: ¿Cómo no sabés? Yo a tu edad bla bla…

Yo: *silencio provocado por la falta de argumentos que uno tiene a los 17 años donde todo parece que por más que uno lo piense está mal…porque tiene 17 años*

Padres: ¿Y?

Yo: No sé.

Padres: Pero cómo no sabés. Que este año terminás la escuela y *presión presión*

Yo: *convulsión interna, conflictos varios, ideas que chocan y verdades que se derrumban* Pero…la vida…viajar.

Padres: Bajá de la nube de pedos, ya sos grande, tenés que decidir.

Yo: *se empieza a sentir un fracaso de la humanidad porque todos sus compañeros de escuela parece que la tienen re clara y la mina aparentemente estaba en una nube de pedos…que en realidad…le habían fomentado*

Basándome en cuestiones monetarias, porque lo único que quería era viajar, elegí una carrera que encima resultó ser de las menos pagas a menos que la re contra mega super pegues, pero en fin.

Llegué a Capital y si bien empecé a vivir y etc., internamente seguía conflictuada. No estaba haciendo lo que quería, cuando de chica me habían llenado la cabeza con que lo que importa es ser feliz y hacer lo que uno quiere.

Ah sí, pero…dale, elegí una carrera, metete en el sistema y no rompas las pelotas.

Pero eso no me hace feliz.

No importa.

Pero no me dijeron que la felicidad y la vida y…

Sí…pero…no.

*no entiende nada*.

Estaba conflictuada con el presente de querer vivir y ser feliz pero a la vez cumplir con obligaciones que en teoría me iban a hacer feliz (vaya uno a saber cuándo), con tener 18 años y sentirme vieja y fracasada porque se suponía que tenía que estar mega instalada y feliz de ser parte del sistema.

*no es feliz*

Encima sos una desagradecida, cuántos chicos quisieran poder estudiar y vivir como vos y no pueden y vos quejándote.

Pero…*silencio de no argumentos pero pensando que una cosa no tiene que ver con la otra…pero …tenía 18…nada que uno diga a esa edad es coherente*

*no es feliz, pero aparentemente es su culpa por, encima de todo, ser una desagradecida*

*convulsión, convulsión…pero hay que seguir*

A los dos meses de empezada la carrera, en la clase de traducción literaria, lee su primera traducción en voz alta y el profesor le dice:

“Ay D’Errico, yo no sé qué hace acá ¿no vio debajo de la facultad que está el negocio ese que venden uniformes para mucamas? ¿Por qué no se compra uno y se dedica a limpiar en vez de seguir perdiendo tiempo acá? Como traductora es un desastre”.

*convulsión por tres*

Toda la vida había tenido problemas con el físico. En Capital se hizo peor. Obviamente que toda la depresión (que no admitía), la canalizaba con comida. Empecé a engordar demasiado. Hasta el punto que ya ni me podía mirar al espejo.

No era feliz, pero era mi culpa porque aparentemente tenía todo lo que todos los demás chicos querían así que si no era feliz era por forra desagradecida, físicamente me odiaba, y encima, ni de cerebro me iba bien porque el profesor de traducción me dijo que era una vergüenza para la carrera…¿qué me quedaba? Nada. Por donde se me mirara era una bazofia de ser viviente. No zafaba con nada. Fea, burra y encima mala persona.

*convulsión por 34805983095483045*

*el cerebro estalla…se hace cortocircuito, las neuronas se ponen pelotudas y juntas llegan a la coherente decisión que la mejor solución al presente que acontece es dejar de comer porque iba a seguir siendo forra y burra, pero si por lo menos era flaca, la sociedad me iba a querer más*.

Honestamente, no me acuerdo bien qué pasó en esos dos meses, es como que apagué el cerebro. Creo que aprobé las materias y etc.., pero voy a pasar directamente a lo que sigue porque, fuera de joda, no sé qué hice.

A los dos meses de sopa y caldos, se me empezó a bajar la presión. Primero una vez a la semana, después dos, tres, hasta que era una cosa de todos los días.

Me empecé a asustar y entonces, de a poco, decidí volver a comer porque la estaba pasando para la mierda, pero si admitía que tenía un problema, me iban a volver a  Junín y eso era lo peor que me podía pasar.

Sin embargo, mi volver a comer, fue ridículo. Me acuerdo de llamar a mi mejor amiga y confesarle todo y tener la siguiente charla:

Yo: *llorando nerviosa* Y entonces dejé de comer. Pero se me baja la presión todo el tiempo, ayer venía por la calle y casi me caigo y entonces llegué y comí medio tomate y media salchicha, pero se me sigue bajando la presión, no sé qué hacer.

Amiga: ¿Medio tomate y media salchicha?

Yo: Síiiii *convencidísima que era una cantidad de proteínas y nutrientes exorbitantes*

Amiga: Ángeles…¿te estás escuchando?

*le empieza a caer la ficha*

Pero es que no puedo comer más, me cae mal

Amiga: *silencio de no creer lo que está pasando*.

Yo: Ay la puta madre me voy a re morir, tengo miedo boluda ¿qué hago?

Amiga: Comé boluda, no es grave. Comé de a poco.

Empecé a comer, pero por demás…¿y la cosa mejoró? Ah no Señor, la presión se me seguía bajando todos los días. En cualquier momento. Había recuperado el peso, de hecho, me había pasado unos 6 kilos y cada vez la presión se bajaba más seguido.

A la bajada de presión, se le empezó a sumar taquicardia.

Según mis cálculos en ese momento de locura total, los ataques me daban cuando estaba caminando sola en calle. Conclusión: dejé de caminar sola. Empecé a tomar bondi y subte para hacer solo 7 cuadras.

Obvio que por toda la racha de no haber comido, también tenía insomnio. No podía dormir, durante el día estaba cansadísima. La bajada de presión, la taquicardia y los miedos a morir me dejaban hecha un zombi todo el día, pero llegaba la noche y no había forma que durmiese.

Y por tener la cabeza tan quemada, a la noche empezaba a flashear cualquier cosa. Me empecé a tener miedo a mí misma. Siempre supe que uno es su propio enemigo, pero pensé que yo era un extremo. Que había una parte de mí que se odiaba tanto que me iba a terminar matando. Tenía miedo que me de un ataque suicida. Por una parte estaba bueno. En el sentido de que por lo menos no me quería morir. Pero imaginen pensarlo. Estaba siempre sola en el departamento, vivía en el piso 14 y tenía un ventanal gigante. A la noche no me quería dormir por tener miedo a que de repente, mi parte que se auto-odiaba, me obligase a tirarme por la ventana. Una locura, obvio, pero imaginen creerlo de verdad. Les juro que sentía ese miedo posta. Tenía miedo de no poder controlar mi cuerpo y terminar matándome. Era horrible. ¿Cómo iba a poder dormir?

Ya no podía más con la situación, pero estábamos en noviembre. Pensé que una vez que volviese a Junín para el verano, todo se iba a solucionar.

Así que no sé cómo carajo hice pero terminé de cursar, rendí algún que otro final y a mitad de diciembre llegué a Junín.

Pasaron dos días, todo bien, al tercero fui caminando al super (que quedaba a una cuadra) y cuando volvía, se me empezó a bajar la presión, me vino la taquicardia, se me nubló la vista, etc. etc. Corrí a mi casa y le largué todo a mis viejos.

Obvio que nadie entendía nada. Yo llorando y tratando de contar en cinco minutos todo lo que había pasado en unos 4 meses.

Fuimos al hospital, me hicieron chapa y pintura, y obviamente estaba divina. Todo el problema era íntegramente psicológico.

Obvio que terminé en la psicóloga y, la verdad, la pasé para el culo. Era de esas que no habla. Era super incómodo. Y la cosa iba empeorando. A los miedos del ataque suicida, se le sumaron miedos a morir por cualquier cosa. Estaba convencida que me iba a quedar paralítica, que tenía todo tipo de enfermedades, y estaba re pendiente de todo lo que sentía. Todos los días eran una tortura. Era quemarme el cerebro pensando en qué carajo me pasaba y tratando de acordarme cómo era mi vida antes.

No podía estar sola. E incluso estando acompañada, llegaba un punto que los nervios y los miedos me daban igual. Y todo era super me muero acá hasta que me largaba a llorar y ahí ya estaba. El alivio era el llanto.

Pasaron los meses, llegaba marzo y era momento de volver a Capital. Quería ir, pero no quería ir. ¿Si me quedaba en Junín qué hacía?

Fui.

Pero me volvía todos los findes de semana. Estaba en Capital de lunes a jueves y volvía a Junín.

Y seguía llorando y nerviosa y todo era una mierda, pero una parte de mí se empezó a hinchar las pelotas. Cuando iba en el bondi a la facultad (que quedaba a 15 cuadras) y veía la gente caminando en la calle pensaba “Yo también hacía eso ¿por qué ahora no puedo? Quiero caminar por la calle”.

Y me empecé acordar todo lo que hacía antes y empecé a acodarme cuánto lo disfrutaba. Amaba caminar, amaba salir de joda, y amaba mi tiempo sola. Cosas que por más de medio año no había podido hacer.

Un día me desperté (ahora dormía con tranquinal) y pensé “SE ACABÓ CARAJO, QUÉ MIERDA ES TODO ESTO, SE ME ESTÁ PASANDO LA VIDA Y NO HAGO UNA MIERDA, NO PUEDO DISFRUTAR, NO PUEDO HACER NADA. SE ACABÓ, QUÉ TANTO ESCÁNDALO Y LLANTOS Y NERVIOS, SE VAN TODOS A LA PUTA QUE LOS PARIÓ”.

Y me fui caminando la facultad. Medio caminé, medio corrí, se me bajó la presión, pero me di cuenta que no me iba a morir. Y así de a poco hasta que, casi un año después, estaba como antes.

“Como antes” en cierto punto.

Quedé con miedo a la sociedad. Quedé con miedo a las personas en el sentido que, básicamente, el mundo me había pasado por arriba. Era mentira que todo era feliz y color de rosas, no no, el mundo era una mierda, las personas eran horribles y yo era tan indefensa que quisiera hacer lo que quisiera, seguro terminaba viviendo debajo de un puente, o peor, viviendo con mis viejos hasta los 50, sin poder hacer mi vida ni mis cosas y muriendo en la rutina de no hacer nada, por no poder enfrentarme a la sociedad. Que, ENCIMA, ni siquiera quería, pero…había que hacerlo, había que caerle bien a los tipos de las empresas, y había que cagarnos los unos a los otros para tener un buen puesto laboral y plata y auto nuevo y casa. Y ¿cómo se suponía que iba a hacer todo eso, si la gente en mi primer año en la sociedad me había comido cruda?

Ya está. Moriría siendo un ente fracasado. Nunca iba a viajar y nunca nada de nada.

Decidí que lo mejor era seguir lo que estaba haciendo, que aparentemente era la única opción, y de la forma que todo el mundo finalmente era parte de la sociedad, seguro en cierto punto, yo también iba a lograrlo.

Ataques de pánico + viajes = ¿se puede? Segunda Parte

Ataques de pánico + viajes = ¿se puede? Tercera Parte

18 Comentarios

  • Giuliana

    Titín, no podés mássss. Gracias, gacias y gracias por hacerme reír leyendo sobre ataques de pánico. No sé cómo hacés. A partir de donde termina este post, mi cerebro piensa “y luego Angie se tomó el primero avión a la otra punta del mundo, se puso a juntar Kiwis y tuvo un blog que nos encanta a todos”, pero seguramente no fue así. Como siempre, quiero seguir leyéndote!
    Abrazo enorme y gracias por compartirte siempre de esta forma!
    Giu

    • Titinroundtheworld

      ¡HOLA GIULIIIIIIIIIIIIIIIII! Sí sí, un año después te estoy respondiendo. Es que Australia y su conexión me impedía la continuidad y después me olvidé completamente.

      QUÉ LINDO TODO LO QUE DECÍS, tenemos admiración mutua porque me encanta TODO lo que hacés. Soy tu fan.

      Gracias por leerme y me alegra que te gusteee <3

  • Acuña Emanuel

    woow TITIN,,, en parte,, o diría qUE casi en todo me siento muy identificado,, yo sabia que algo había en vos, algo especial, algo que me decía esta chica no es muy diferente a vos,, woow espero con ansias leer el segundo post,, te sigo a full titin,, sos lo mas, y como ya te dije gracias a vos tome coraje y salgo en mi primer viaje,, por 3 meses me voy alejar de todo, es mas quien dice si vuelva o no…. solo quiero disfrutar…. y alejarme de esta maldita sociedad y este maldito sistema qUE nos encierra en esa BURBURJA alejándonos de todo y llenándolos la cabeza con cosas que nada q ver…
    TE ADMIRO UNA BANDA
    CUÍDATE MUCHO

    UN ABRAZOO ENORMEE

    Atte. Ema Acuña

  • Vane!!!

    wow Angie, todo lo que tuviste que pasar para poder cumplir tus sueños. La mayoria sentimos una gran presiòn al ver que no estamos actuando conforme a lo “politicamente correcto” que exige el sistema. Me alegra tanto que lo hayas superado y que nos compartas tu historia! Sos una genia y la inspiraciòn de muchos

  • Matias

    Despues de todo lo que pasaste, me alegra saber que ahora estas cumpliendo tu sueño. Segui dandole para delante, abrazo Titin

  • vero

    que buen post .. que esperiencia .estoy de acuerdo con vos con que la sociedad es una mier**..hay que encar en todo y eso aveces da un poco de miedo ..a un que peresca increible yo tambien llegue a pensar que soy un fracaso para la humanidad ,tambien vivo en una nuve de pedo .Pero ya deje de pensar asi ..ESTA MUY BUENO TU POST ^^)

  • Eliana

    Como siempre te digo, te amo y amo tu escritura que me atrapa como nadie. Y te quiero dar un mega apapacho en este preciso instante por el contenido del post. Tenés todos los ovarios del mundo <3

  • Agus

    Me impresionó bastante leer tu relato, porque pasé por algo similar desde mis 18 hasta.. bueno, hasta el día de hoy. No todo, claro xD La parte de ataques de pánico fuertes la tuve el año pasado (con 24 años). Vivía con taquicardia (desde que me levantaba hasta que me iba a dormir), dolores de cabeza, temblores, mareos.. Y al igual que vos, estaba convencida de que en cualquier momento caía muerta en la calle. Pasé por miles de médicos, no quería estar sola y me recluí. Finalmente salí de eso pero, al igual que vos, me quedó ese rechazo por la sociedad y esa sensación de que uno hace lo que hace porque debe y no necesariamente porque es lo que quiere hacer. Mis planes también incluyen viajar (a Corea! <3) y uno termina preguntándose si los demás tienen razón y es un delirio o la solución es mandar todo a la mierda y arriesgarse a terminar siendo un hobo viviendo debajo de un puente (!). Espero la segunda parte, que quizás me ayude a resolver este tema que, al parecer, nos atormenta a varios.

  • Daniela

    Gracias por escribir sobre esto! Hace varios meses te había preguntado por facebook 😛
    Si bien no me pasa lo mismo, no son ataques de pánico sino agorafobia, es similar y la ‘solución’ es más o menos la misma… aunque CUESTE UN HUEVO :B

    Abrazo grande.
    Espero la segunda parte 😛

  • Gise

    Genia de la vida, te descubrí hace poco y ahora me vicio con tus posteos de Korea (aunque Japón sea mejor y lo diga sin conocer ninguno de los dos países, alalala)
    Lo hacés parecer super casual pero hay que tener muuuuuuchos huevos para hablar de un tema tan personal. Me paro y aplaudo por tu coraje y tu capacidad para estar donde estás ahora y mandarle un besito a tu pasado desde la otra punta del mundo. Salúd!

  • Luky

    En mi caso…algo familiar…todos hemos pasado por esto. Tu analisis sobre la proteccion casi uterina de los lugares pequeños y la seguridad que una pareja de padres intenta darte con todo el cariño, tiene todo el sentido para quienes nos expatriamos a grandes ciudades al iniciar nuestras carreras. Yo a diferencia de como tu te narras, era flaca, agraciada, llena de amigos y no habia dia sin plan (no aprendi a aburrirme)…pero como bien lo dices lo que quiera que está va en la mente…me sentía tal como tu. Tengo unos padres que estudiaron qué tenia yo de la mano de mi psicologo tratante y contribuyeron grandemente a mi recuperacion cuando me vi en la mala…y despues un esposo que ha comprendido pero para quien es duro cuando vienen mis crisis que ya se siempre estan rondando… una hija adolescente por la que temo (como es natural en quienes hemos pasado por esto y mas cuando “eso” pareceria estar en los genes y con mis crisis tambien en la historia de vida).

    Me gusto mucho tu descripcion de que a pesar de la sensacion: taquicardia, baja presion…uno no va a morir, mas que eso sobrevive, porque asi se lo explique a mi hermano quien esta pasando por esto. Soy psicologa y años de un buen terapeuta me ayudaron, asi como estudiar y conocer sobre lo que me sucedia…aunque no entre a estudiar por tener esta condicion, pa formacion dura en terapia destapo aquello que estaba calladito es parte de lo que hay que hacer para formarse…no fue facil…pero sobrevi y hoy me comprendo mas. Quiero viajar…pero la morfina de un trabajo estable me detiene…renunciar y viajar con mi familia es una opcion que aun no veo clara, pero que al leerte me anima un poco mas…Muchas gracias por compartir tu experiencia de vida, y espero poder leer tu final…ojala sea realmente feliz (lleno de obstaculos y conflictos que vas superando).