Anécdotas Bizarras,  Rusia

Olkhon y la leyenda de Sergey

Cuenta la leyenda viajera que en Olkhon, una isla no tan popular del lago Baikal en la Rusia siberiana, hay un tipo que si tiene lugar en su casa te hospeda. Tiene un perfil en Couchsurfing y lo lógico sería que le envíes un mensaje preguntándole si te puede hospedar y esas cosas. Pero el rumor es que aunque no le hayas mandado un request ni un mensaje, si tiene lugar, te hospeda igual.

Para los viajeros vamos decidiendo el camino y el hospedaje en el momento, era una opción excelente.

Mis amigos chilenos, con quienes viajé por Mongolia y empecé el tren (y pronto me separo…BUUUU *llanto agonizante de despedida viajera*) habían conocido a dos polacas en China hacía unas tres semanas y ellas les habían dado este dato.

Siempre fui una soñadora, loquita, que le gusta pensar en causalidades y karma y todo pasa por algo y nada es coincidencia. Y más que nada entre personas. Me encanta pensar que cada persona que me cruzo es porque necesitaba cruzármela en ese momento.

Que algo me tenía que enseñar, que por algo coincidimos donde sea que coincidimos. No digo que todo está diagramado eh, ni que todo esté estipulado, pero creo en el aquí y ahora. Que fuiste acomodando tu vida de cierta forma y que, de acuerdo a lo que necesitás, las cosas van apareciendo. Se van sucediendo.

Por eso creo que mis amigos chilenos se encontraron con estas dos polocas. Y por eso yo estaba con ellos haciendo el viaje.

Pero en fin, volviendo a la leyenda.

Estábamos en Irkustk debatiendo sobre qué íbamos a hacer. Los chicos le habían mandado un mensaje via Couchsurfing al señor de la leyenda pero nunca había respondido.

¿Qué hacemos?

Vamos igual ¿o no?

Sí, y las niñas dijeron que de todas formas hay hostels.

Las directivas que teníamos tampoco eran demasiado claras.

Cuando lleguen a la estación de colectivos de Oklhon miren para todos lados hasta encontrar una iglesia blanca con la cúpula azul, como arriba de un cerro. Vayan hasta la iglesia y cuando se paren ahí, la única casa que van a ver, esa es.

Olkhon
La iglesia

Fuimos igual. 

Habíamos llegado a Irkutsk a las 7am en el tren desde Ulán Bator y fuimos directo a la estación de colectivos a tomar el bus hasta Olkhon. El bus tardaba 6 horas en llegar y además había que cruzar un tramo en ferry.

Pero finalmente arribamos.

Cuando estábamos llegando a la estación vimos una pequeña iglesia blanca con azul y estaba arriba de un cerro. Pero no se veía desde la estación y además, estaba rodeada de casas.

Cuando estábamos rodeando la “cuadra” (todo arena y algunas de las “calles” de la isla están medio complicadas, algunas terminan sin avisar) para tratar de llegar a la iglesia, vimos una casa que estaba justo atrás, que tenía un patio gigante y estaba lleno de carpas.

¿Será esa, no?

Debe ser.

Mientras debatíamos duditativos, de la casa sale un tipo flaco, alto, con barba a lo Jesús (?), junto con un nenito y una mujer. La chilena que había visto el perfil en Couchsurfing dijo que creeía que era él, así que nos acercamos.

No estábamos muy seguros qué hacer ni qué decir, porque nunca habíamos hecho esto. Caerle en la casa a alguien sin avisar, con nuestras mochilas, pidiendo alojamiento.

Nunca lo hice directamente. Me pasó de conocer gente y que me invite a su casa y cambiar los planes de viaje, pero yo caerle a alguien, jamás. A mis amigos chilenos igual. Siempre conocés gente que te invita, que siente curiosidad y quiere saber por qué estás visitando su país.

Pero así de eh, hola…¿me alojás?, no.

Los 3 rodeamos a (a partir de ahora lo llamaremos el Jesús (?), porque me divierte decir “el Jesús”, mejor, “el Jesú’”) al Jesú, que ya se había subido a su camioneta y el chileno tomó la posta.

Are you Jesú’? We met two girls from Poland a few weeks ago in China who said that maybe you have some place where we can stay?

(Hola, ¿eres Jesú’? Conocimos a dos chicas polacas la semana pasada en China que nos dijeron que tal vez tienes lugar para hospedarnos)

*el Jesú’ se baja de la camioneta y viene hacia donde estábamos nosotros*

Y mientras se acerca yo me empiezo a sentir bien.

Siento que tomamos la decisión correcta. Que por algún extraño motivo, estaba todo bien.

Se presenta, nos presentamos, nos damos las manos, etc.

Nos hace entrar a su jardín, nos muestra las carpas disponibles en el patio y también una especie de “casita”, bah, una carpa grande sobre madera, donde entraban muchas personas. Nos llevó hasta la entrada y nos presentó a dos chicas rusas, que una de ellas hablaba inglés y que nos iba a explicar todo.

La carpa grande adentro tenía una cocinita, luz, y espacio para unas 10 personas. 15 si nos amuchábamos.

Oklhom

Decidimos quedarnos en esa carpa comunal porque ninguno de los tres tenía bolsa de dormir.

Dejamos las cosas, fuimos a caminar por el lago Baikal y hablamos del Jesú’.

Oye, ¿han cachado la energía positiva de ese tipo?

Maaaaaal. Onda, no sé, demasiada paz.

Encima se parece a Jesús.

Jajajaja sí sí. No, pero fuera de joda, no sé, raro.

Síii, mientras hablaba me dieron unas ganas de abrazarlo.

AY SÍ.

Caminamos por el lago, volvimos, y nos encontramos con que en la “casa” también se estaban hospedando un chico de India con su novia Rusa, una francesa, una canadiense que estaba viajando con sus padres (como llegamos nosotros una hora antes, los padres se quedaron sin lugar en la casa 🙁 pero por suerte los conocimos igual, una masa), una pareja de rusos, otro ruso (que tenía un proyecto haciendo standing paddle por el lago, que obviamente hicimos, ya les contaré) y una chica de estados unidos.

El chico de India dijo algo que pensábamos todos: jamás pensé que en Olkhom iba a conocer a gente de todo el mundo. Ni hablar de sudamérica. Muy bueno.

Nosotros tampoco.

Yo no sabía ni qué pensar. Viajando siempre conocés gente, pero hay lugares que sabés que solo vas a conocer locales o gente de países aledaños.

Pasamos nuestra primera noche en la carpa, pensando que nos íbamos a cagar de frío, pero descubriendo que estaba super bien hecha. Dormimos los tres juntos en un colchón improvisado en el piso y dormimos como bebés.

Al día siguiente nos enteramos un poco más sobre cómo funcionaba todo. Resulta que el Jesú’ es prácticamente una leyenda. El tipo cree y practica la Filoxenia, es decir: Del latín tardío philoxenia, y este del griego antiguo ϕιλοξενία (philoksenía), “hospitalidad“, a su vez de ϕιλόξενος (philóksenos), de ϕιλο-, forma combinatoria de ϕίλος (fphílos), “amigo“, y ξένος (ksénos), “forasterohuésped“. Amor por lo extranjero y benevolencia para con los visitantes.

El tipo recibe a todo el mundo en su casa. Recibe refugiados, mochileros, familias rusas, lo que sea.

Además, administra un bed and breakfast. Y está buenísimo.

A los que nos hospeda gratis, a cambio solo pide que le ayudes con algunas cosas de la casa.

Nosotros estuvimos unas horas ayudandole a pintar la cerca.

PÍNTAME LA CERCA

Olkhon
Pintando la cerca

Y mientras pintaba, con el Baikal de fondo y de vez en cuando charlando con una rusa y con una francesa, pensé en lo afortunada que soy, y en lo simple y lindo que puede ser todo.

Me sentí feliz que hoy en día siga habiendo gente que piense como el Jesú’. Gente que le abra la puerta de su casa a cualquiera y los reciba con la mejor. Que no tenga miedo ni desconfíe del desconocido.

Saber que hay gente como Jesú’ me deja tranquila. Me deja feliz. Y estoy segura que como él hay muchos.

Gente que está agradecida que uno quiera visitar o conocer su ciudad y su cultura, y te hospede, a cambio de conocerte, que le cuentes tu historia o que lo ayudes con algo en su casa.

Y el tipo tiene las dos opciones: si sos de los que prefieren compartir con gente de otros países, no te importa dormir con más personas y ayudarlo, podés quedarte gratis, y si preferís estar solo y descansar, podés arrendar su bed and breakfast.

El día que pintamos la cerca, el chileno pudo hablar un poco con él, y resulta que el tipo tiene 4 hijos (uno adoptado) y trabaja en la iglesia. Que nos asombró muchísimo porque jamás nos dijo nada al respecto. Y siendo que tiene aspecto de Jesús total, es inevitable pensar que va a intentar convencerte de algo, pero no. Nada.

Nos terminamos quedando 4 noches en esa carpa. Conocimos gente con muchas historias y como siempre, de todos aprendí algo. Tal vez no de todos, pero sí hubo gente que estoy feliz de haberme cruzado, aunque haya sido solo unas horas y unas pocas palabras compartidas.

En esta parte del lago baikal está la Roca del Chamán, un lugar muy místico y lleno de energía, como todo en la isla, pero de eso voy a hablar en otro posteo.

Puedo contar muchas cosas y plasmar mi experiencia, pero como siempre, todo depende de cuán abiertos estamos.

Llegó la última noche y nos fuimos a despedir del Jesú’ y agradecerle que nos haya hospedado porque nos íbamos muy temprano al otro día, y, otra vez, lo sentimos.

Estábamos los tres ahí, diciéndole gracias por habernos recibido y no podíamos parar de sonreir. Ni de sentirnos bien, ni podíamos movernos.

El tipo hablaba con una paz, con una calma, con una voz tan no sé, no podías irte.

Gracias a ustedes por haber venido a mi casa, por haber venido a visitar esta parte del Baikal. Yo no creo en las coincidencias, creo que todo pasa por algo, y en general, las cosas pasan en los encuentros, creo que todas las personas que comparten historias en esta carpa es por algo, y estoy feliz que hayan sido parte también. Las mejores cosas salen de los encuentros y las historias compartidas. Les deseo lo mejor en toda su vida, felicidad y más viajes.

Dijimos gracias como mil veces y seguíamos ahí parados, sin poder irnos, hasta que empezamos a caminar.

Gracias, gracias.

Weona…quiero llorar.

AY YO TAMBIÉN. NO SÉ.

De ahí fuimos directo al baño. Salgo y no veo a la chilena, así que empecé a volver hasta la casa, pero no pude entrar.

Me quedé parada un rato largo en la puerta, pensando en todo.

No, no pude entrar, me tuve que ir a caminar. Quería ver una última vez el lago y la roca. Necesitaba sentarme en esa inmensidad y pensar.

Olkhon
La Roca del Chamán

Y pensé mucho y de repente todo tenía sentido otra vez.

Sí, esto es viajar. Viajar es abrirte al mundo sin miedo. Pasan cosas malas, por supuesto, pero las cosas buenas siempre pesan más.

Y voy a decir algo, la energía de las cosas buenas es muchísimo más fuerte que la fuerza de lo malo.

Sí, sigo siendo de esos soñadores que creen en estas cosas, pero es que lo siento. ¿No te pasa? Cuando algo es lindo, el sentimiento es muchísimo más fuerte y te mueve más que cuando pasa algo malo.

Ay qué lindo sería el mundo si lo moviésemos con buena energía.

¿Se acuerdan cuando dije que el mundo no se puede cambiar? Lo sigo sosteniendo, pero sigo sosteniendo lo mismo, si todos vamos con la energía positiva, cómo cambiaría todo.

Recomendación titinesca: personas que hagan el tren por Rusia, vayan a Oklhom, y vayan a lo del Jesú’. No por él, obvio, pero por la experiencia. Por la carpa llena de gente de otros países, por los rusos que recorren su país, por las fogatas a la noche, por las charlas viajeras.

Las directivas sobre cómo llegar, ya las tienen.

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