Engordemos exóticamente,  Gordas Cruzadas,  Rusia

#Gordas cruzadas (II): Rusia vs Kenia

Viajar por Rusia fue una de las mejores cosas que me pasó en la vida: no porque todo me haya salido bien (al contrario), no porque la haya pasado excelente, ni haya hecho miles de amigos (todo lo contrario), sino porque fue uno de los viajes más bizarros de mi vida.

Es que Rusia es rara de por sí.

Es más, “rara” no le hace justicia.

¿“Random”?

No se me ocurre una palabra en español que pueda describirla perfectamente. Ni creo que yo pueda hacer justicia a sus rarezas con mis palabras.

Pero antes de seguir escribiendo de Rusia en general me voy a ir centrando de a poco en su comida, que es de lo que vine a hablar.

#GordasCruzadas nació en una de esas charlas, donde no se hablaba de otra cosa que no fuera comida. En esta serie de posts, Laura Lazzarino del blog Los viajes de nena y yo, vamos a cruzar documentación, rankings e impresiones de la comida que nos toque mientras estamos viajando. Para eso elegimos seis categorías + un bonus track en el que cada una puede incluir un plato extra de categoría libre. Un post por cada país que visitemos, viajando por latitudes incombinables, a ver quién de las dos la está pasando mejor/peor, comiendo más rico o soñando con más asado que nunca. En esta segunda edición, Rusia de este lado, Kenia en el post de Laura. Buen provecho (si es que pueden). P.D: militantes del INADI, abstenerse. #GordasCruzadas es lo más.

Es que Rusia es tanto que no podía simplemente empezar el posteo con unla comida de Rusia bla bla bla”.

Estuve un mes y medio dando vueltas por el país en tren y comiendo como cerdo. Como me caracteriza.

¿Fue la comida más rica que probé en mi vida? Oh, no señor. ¿Fue la más fea? Tampoco… oh señor (?). ¿Fue una de las más calóricas? Oh sí.

A pesar de haber estado un mes y medio en el país, no comí tan variado. No porque el precio no fuese accesible, sino porque viajando en tren a veces durante días enteros, terminás sucumbiendo ante el pic-nic más práctico que te provee el supermercado y las mamushkas en cada estación de tren. No vas a andar cargando un pato a la naranja dos días en un tren.

(No, pato a la naranja no es un plato típico ruso pero fue lo primero que se me vino a la cabeza y además me divirtió muchísimo mi imagen cargando un plato todo re elaborado en el medio del tren turista en el que viajé).

A pesar de no haber sido la mejor comida que probé en mi vida, haber viajado un mes y medio por Rusia, después de haber haber pasado casi dos semanas en Mongolia comiendo grasa con carne, harina y más grasa y más harina, fue un excelente regalo para mi amor por la comida (pero no para mi cuerpo que terminó con otros kilos de más, para variar).

La mina que viaja y adelgaza que me contacte y me cuente su secreto porque lo único que hago es engordar.

No mejor que no me contacte porque la voy a recagar a puteadas y odiar mucho.

No solo por el tipo de comida sino porque, además, volví a encontrarme con mucha fruta, algo que escacea en Mongolia.

Rusia

Rusia
Frutas para todos y todas

Cuando pensamos en Rusia pensamos en frío y en alcohol. Pensamos en nieve y en matrioshkas. Pensamos en mujeres enormes, bailes con rodillas (?) y música. ¿Pero pensás en comida?

Yo por lo menos no. Jamás me cuestioné qué iba a comer en Rusia, básicamente porque me llamaban la atención otras cosas.

Pensás en Francia y pensás en queso y panes. Pensás en Italia, y saboreás pizza con pasta. Ahora, pensás en Rusia y ¿qué se te viene a la mente?

¿Qué, no se come Vodka huntado en …eh…un pedazo de nieve? (?).

Jamás me puse a pensar qué se comía en Rusia. Estaba tan preocupada en cómo iba a viajar y etc., que tampoco me dediqué a investigar. Pero un día llegué y me terminé quedando un mes y medio y tuve que comer.

Podría resumir mi experiencia diciendo que Rusia es el país de los dulces, las harinas, las sopas y los mercados callejeros.

Rusia

Rusia

Rusia
Pescado con puré. Y puré en ruso se dice “puré”

Rusia

Y para no seguir haciendo una introducción que ya lleva más de una hoja de word, paso a la lista deeeeeeeee: *redoble de tambores*

Los platos que vale la pena comentar: por ricos, raros o porque me salvaron la vida varias veces.

LE ENTRO COMO UN CABALLO: BLINIS

Antes que nada, déjenme musicalizar la siguiente categoría, denle click y canten mientras leen si es que pueden:

Viva la O, viva la Obe, viva la obesi, viva la obesidaaad

Algo que tiene Rusia es que, debido al frío extremo, la comida suele ser bastante calórica. Y ¿hay algo más calórico que deliciosos panes/dulces/tortas/inserte cosa con abundante harina? No señor.

¿Hay algo más rico? Tampoco.

Me la pasé de dulces en dulces porque eran exquisitos y mega baratos.

¿A dónde invertí mi espacio para nuevas (e indeseadas) calorías?: en blinis.

Mi preferido: blini con pedacitos de manzana.

Rusia

Y…y…torta de arándanos. No es típico ruso, pero está en todos los cafés y sale mega baratísimo y ahhhhh quiero por qué por quéeeeeee. DENME MI TARTA DE ARÁNDANOS.

Rusia
Torta de arándanos en primer plano; al fondo: churros pedidos por mis viejos

*las grasas bailan la conga mientras se van depositando en su cadera*

Los blinis son una especie de torta frita tipo crepé a base de harina, huevos, leche y levadura. Pueden comerse solo, rellenos, con lo que quieras. Pero los prefiero dulces…ACOMPAÑADOS DE UN CAFÉ CON LECHE GIGANTE.

Rusia

CÓMO FALLÉ: Otroshka Soup

Rusia
Lo mejor, el pan de centeno

¿Viste cuando tuviste uno de “esos días”? Te costó llegar a la nueva ciudad (tus compañeros de tren te hicieron la vida imposible), te costó llegar al hostel (aunque ya era mi séptima ciudad en Rusia así que más o menos estaba acostumbrada a nunca encontrar el hostel) y lo único que necesitabas era comer y comer algo rico.

Finalmente llegaste a tu hogar de turno, te bañaste (apestabas a 32 horas en tren), agarraste la platutsi y te metiste en el primer restaurant accesible que encontraste.

Resulta que era un buffet.

GENIAL.

Podías ver la comida y no tener que andar pensando qué carajo podía ser esa palabra extraña que aparecía en el menú. Agarrás un pedazo de pan de centeno, una mini ensalada rusa y en el siguiente compartimiento hay recipientes con sopa. Hacía calor, sí, pero la sopa tenía pinta copada. Y además querías hacerte la saludable. El líquido era blanco…mmmmm cremaaaaa, suponés gordamente.

El buffet estaba hasta las pelotas, así que tampoco podías quedarte mucho tiempo meditando qué agarrar ya que tenías a otra persona atrás tuyo apurándote con su bandejita.

Abrís la puerta para agarrar la sopa y te das cuenta que no es un horno sino una heladera y que, obviamente, el recipiente que contiene la sopa está helado.

Bueno…una sopa fría, ¿qué tan malo puede llegar a ser?

Pagás, elegís tu mesa y te sentás a entrarle de lleno a la Otroshka soup.

¿Qué tan malo podía ser?”, me pregunté.

Horrible.

No tanto por el gusto en sí (tampoco era incomible) pero realmente es una sopa que tenés que probar consciente. Tenés que tener ganas de comerla. Tenés que saber que lo que tenés enfrente tuyo es una Okroshka.

Fue una de las peores decepciones comidísticas en lo que va de mis viajes.

Esta sopita del demonio (pobre…le tengo bronca porque me arruinó ese momento…pero no es tan mala…pobre titini sopini) está hecha con kvas, la bebida rusa por excelencia (después del Vodka), vegetales, carne cocida y condimentada con eneldo (“eneldo”…JAJAJA qué buena palabra por dio’). El kvas es pan de centeno fermentado, con un leve porcentaje de alcohol. Los vegetales son pepino, rábanos y papas, y la carne cocida de ternera (a veces también salchicha). La mezcla de kvas con eneldo y rábanos…bueno…no de lo mejor que he probado. Y ni hablar que la sopa tiene gas. Porque el kvas tiene gas. Imaginate una sopa con soda en vez de agua.

Una vez fue suficiente para mí.

NO ME QUEDÓ OTRA: EL MENÚ TRANSIBERIANO DE TODOS LOS DÍAS

Lo he repetido varias veces en lo que va del año, del blog y de la vida misma: haber cruzado Rusia en tren fue de lo mejor que hice en mi vida y muero por volver a hacerlo. Lo hice en pleno verano y ahora quiero hacerlo en invierno.

Y si hay algo que disfruté muchísimo fue comer en el tren. No por la comida en sí, sino por el hecho de estar comiendo en un tren dando vueltas por Rusia. Mirando por la ventana o mirando al ruso de turno que me tocaba enfrente, que también me miraba con curiosidad y pensando “¿qué hace esta boluda acá?”.

La primera vez que tomé el tren iba a tardar un día y medio y no sabiendo si el tren tenía paradas en el medio que te permitieran bajar y comprar más cosas, decidí ir al super y llevarme toda la comida necesaria para el día y medio (dos cenas, dos desayunos y un almuerzo): me compré un pan, queso, jamón, algunas frutas y galletitas.

Rusia

La paja que me dio ir caminando del hostel de turno hasta la estación de tren (que en general me quedaban a una hora/media a pata) cargando la mochila de siempre, la mochilita de siempre Y LA COMPRA DEL SUPER fue determinante.

Mientras caminaba al rayo del sol en pleno verano, con ropa de invierno porque pensé en Rusia y pensé en frío y en Mongolia había estado bastante fresco, tomé la decisión de que esa sería la última vez que compraría tanto antes de subirme al tren. Quería llegar para ver qué llevaban los rusos, que obviamente la tenían más clara que yo.

Grande fue mi sorpresa (esperando encontrarme con mucho pan, con pan y más pan) cuando descubrí que el pic-nic ruso por excelencia es tomate con pepino y bueno, sí, un pedazo de pan. Algunos rusos tenían patas de pollo cocicinadas, otros el típico puré instantáneo que viene en vasito como si fuese una copa de noodles, huevos, otros más panes, pero a nadie le faltaba el tomate ni el pepino. Y me encantó.

Me encantan las ensaladas y el tomate es una de mis frutas preferidas. Si tuviese que elegir dos cosas con las que vivir toda la vida, eligiría: tomate y queso. Y sería feliz. Y el pepino me encanta también y además era verano, son fáciles de llevar y super frescos.

Y…Y…en cada estación en la que frenábamos por un rato más de quince minutos siempre había alguna mamushka parada con una canastita vendiendo panes, huevos, papas hervidas, tomate y pepino.

De hecho, varias veces era más barato comprarles a ellas que en el super. En especial en mini estaciones perdidas en el medio de la nada.

A partir del segundo viaje, siempre llegué a la estación con un tomate, un pepino y monedas para comprar más tomates y pepinos en caso de que me diese más hambre.

PREMIO REVELACIÓN: Skazka (queso ahumado)

Bueno, ya leyeron por aquí pero lo vuelvo a repetir porque me gusta taladrarle la cabeza a la gente…AMO EL QUESO. CON LOCURA Y PASIÓN.

OH QUEEESOOOO, LLEGASTE A MI VIDAAA DERRETIDO EN UNA PIZZA Y ME QUITASTE LAS ALAAAAS (y me llenaste de rollos).

Jamás se me cruzó la cabeza la posible existencia de queso ahumado.

Un día, el primer día que recorrí un típico mercado de comida ruso

Rusia

me encontré con stands repletos de lo siguiente:

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Esa trenza más arreglada y peinada que mi propio pelo es un pedazo de queso ahumado. Y son riquísimos y baratos y están en todos lados.

En el super encontré 500 gramos de queso ahumado a 20 centavos de dólar.

Sí, tiene más grasa que la mierda, pero…VALE LA PENA y fue uno de los descubrimientos más increíbles de todos mis viajes.

QUE VIVA EL QUESO AHUMADO.

*todos los lectores gritan QUE VIVA al unísono*

EL COMODÍN: Pelmenis

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Lo admito, las pastas no son mi comida favorita. No es que no me gusten, al contrario, una buena lasagna, unos canelones rellenos de queso…MMMMMMMMMMMMM…OH SÍ NENE (?), pero definitivamente si hay dos platos para elegir, probablemente elija el otro.

Aún así, en Rusia existen los Pelmeni, una especie de ravioles rellenos de carne. La versión típica es mezcla de carne de vaca, cerdo y de oveja. Pero el relleno varía de acuerdo a la región del país donde se cocine. Puede tener hasta carne de oso.

Lo mejor que tuvo Rusia fueron los precios y los pelmenis no solo están en todos lados sino que son super accesibles económicamente y, sí, muy ricos.

LA GENTE ME OBLIGÓ (y le estoy super agradecida): Borscht (sopa)

Rusia es el país de los panes y las sopas, y yo debo ser (junto con Mafalda) la persona menos fanáticas de las sopas del mundo. ¿Por qué? Porque con mi mente obesa, si algo es líquido no es comida. Yo necesito masticar. Y por eso veo las sopas como entradas.

*se clava un guiso de salchichas, se limpia la boca con la servilleta y pregunta*

¿Y el plato principal cuál es?

No bueno, si la sopa tiene mucha carne la acepto como plato principal, pero una sopa de vegetales es como…la bebida (?).

Sí soy un obeso.

Pero en fin.

Estaba en Rusia y el plato que más o menos conocemos todos es la sopa Borsch. Había que probarla. La verdad no quería, no me llamaba, no me daban ganas, yo quería seguir comiendo panes. Pero no podía no probarla, y finalmente llegó el día que terminé en un restaurant y el plato más barato del menú era la bendita sopa.

QUÉ BUENA DECISIÓN. QUÉ BUENA INVERSIÓN Y GRACIAS A LA GENTE POR OBLIGARME A PROBARLA.

La Borscht soup es exquisita. RIQUÍSIMA. Acompañada con pan, obvio (?). El ingrediente principal es remolacha; también tiene carne de cerdo, repollo, zanahorias, papas, cebollas y tomate.

Lo que la hace especial, es que el gusto es medio agridulce.

BONUS TRACK: Kvas

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Ahhhh pillín, ¿sos de los que pensaba que en Rusia solo existía el Vodka y el agua?

¿No?

Bueno, yo sí.

Así que grata fue mi sorpresa cuando descubrí este refrescante brevaje hecho de … bueno… paso a contarles:

El Квас (kvas) es una bebida tradicional que probé por primera vez en Omsk.

Después de los primeros días en las ciudades rusas, me di cuenta que había puestitos en las calles con el cartel que decía KBAC y siempre había alguien comprándolo.

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Una vez me acerqué de chusma para ver precios y salía super barato, ahí decidí que a la siguiente vez que anduviese con monedas lo probaría.

Por el hecho que había puestitos en todos lados y a toda hora asumí que era una gaseosa o un té helado. 

Pero cuando me lo sirvieron y empecé a sentir olor a fermentación pensé: me jodéeeees, yo toda inocente queriendo un tecito y ¿¿¿ésto es alcohol???

Inspirada por el aroma, me lo tomé de una a lo shot (?) (no mentira) y descubrí una de las bebidas más geniales de la historia.

Lo primero que hice al vovler esa tarde al hostel fue googlear de qué joraca estaba hecho el Kvas y resulta que sí, tiene alcohol (pero muy leve; el que más tiene llega solo al 2,2%) y se elabora con harina de centeno y malta o también con harina de salvado y un poco de pan de centeno.

Es riquísimo y te salva las papas cuando andás con sed. El vaso más chiquito ronda (dependiendo la zona en que te encuentres) entre los 14 y los 18 rublos (es decir entre los 0,20USD y los 0,28USD). Quien venga a Rusia, me lo prueba, ¿ok?

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Lamento no haber comido tan rico como en Corea pero la comida rusa es lo más. Viviría a panes, queso ahumado y galletitas.

Los invito a leer el post de Lau para que veamos qué anduvo comiendo por Kenia.

¿Leyeron la primera edición del #GORDASCRUZADAS? ¿¡CÓMO QUE NO!?

Voy a hacer como que no leí eso y les paso el link: #GordascruzadasI: Corea del Sur vs Etiopía

2 Comentarios

  • Vito

    Venía leyendo y pensando “OH, somos gordas gemelas separadas al comer….” hasta que hiciste esa declaración mafaldesca anti-sopa que me rompió el corazón/estómago. Amo las sopas y más desde que viajo… te reto (blandiendo al aire mi cuchara de cabecera favorita) a que sigas afirmando q no sos fan de la sopa después de una Harira en Marruecos o una buena sopa de maní de una doñita en Bolivia….