Me gusta la gente
Estoy gastándome los pocos dólares que me quedaron post Australia en tomar café por ahí, porque la perra que estoy cuidando no me deja concentrarme. Excusas, eh. Excusas para salir, para hacer algo distinto todos los días. Para ahogar las ganas de viajar en una rutina estática que encima es auto impuesta.
Ahora estoy en un café colombiano, atendido por colombianos y lleno de colombianos.
Me estoy tomando un café colombiano (se supone que es colombiano, no lo sé con certeza, no voy a pedir que me muestren los paquetitos de los granos de café, pero está riquísimo y con eso me conformo) y estoy sola en la parte de arriba, en mi mesa, con la compu, la agenda, el cuaderno y los ojos a mil.
El lugar es, básicamente, de esos lugares adornados como a mí me gustaría tener mi casa adornada el día que finalmente me asiente (a mis 150 años): llena de frases motivadoras, adornos de colores, mapas y manualidades.
Cada vez que me mudo a algún lugar, siempre cuelgo frases motivadoras. Lo hago, no porque me levante feliz todo el día, sino lo contrario. Bueno, no lo contrario, no es que me levanto triste, pero a veces cansada o desmotivada y por eso me pongo frases por todos lados. No como “así vivo mi vida las 24hs” sino más bien un “ACORDATE QUE ASÍ DEBERÍAS VIVIR”. ¿Será que funcionan todos como yo?
Nunca me lo pregunté. La gente que es proactiva todos los días, ¿tiene la necesidad de recordarse todo el tiempo que tiene que ser proactiva? Los que sueñan despiertos las 24hs, ¿tienen que autorecordárselo?
¿Hay algún proactivo, soñador, motivado las 24hs por ahí que me confirme la teoría?
Sería como un “cuando sos feliz no hace falta decirlo, sino que se nota”.
El café está bastante escondido y por eso me metí. Entré y me atendió un colombiano todo sonriente que me trató de usted (pero creo que es así culturalmente y no porque tengo pinta de señora…MÁS LE VALE MALDITO COLOMBIANO (?)) pero fue la persona más simpática que me crucé en lo que va del día.
Y la vida es un ida y vuelta. Recibimos lo que damos.
Me gusta la gente que entiende la vida y vive. La gente libre. Y ser libre es hacer lo que queremos todo el tiempo y ser conscientes de que estamos vivos.
Ser libre no es “dejar todo y viajar” (a menos que ese “todo” nos estuviese atando a una vida que no queríamos). Ser libre es hacer lo que queremos y ser conscientes que la vida es un día a día y cada día es tan importante como la vida en sí.
Me gusta la gente que habla con palabras distintas. Me gustan los hispanohablantes que no son argentinos porque usan palabras que no estoy acostumbrada a escuchar, aunque conozca esa palabra. Es muy raro que un argentino te diga que algo es “maravilloso”, y desde que estoy en el café ya la escuché como 10 veces.
Me gusta la gente que no se hace problemas con nada. Ni hace problemas por cosas que no valen la pena, cuando vivir es lo más importante de todo.
Me gusta la gente que antes de ofenderse piensa, que antes de criticar usa la compasión.
Si sabemos que recibimos lo que damos, ¿por qué esperamos que nos traten bien si nunca sonreímos cuando nos dirigimos al otro?
Me gusta la gente que se sube a un colectivo, sonríe, dice “hola, por favor y gracias”.
Me gusta la gente que sabe dejar ir lo que no le sirve con soltura. La admiro. La gente que puede seguir su vida después de un fracaso o una desilusión sin apegarse al pasado. Que se aleja de la gente tóxica sin dar mucha vuelta.
Me gusta la gente que hace lo que quiere y es feliz.
Me gustan los felices, los soñadores y los que contagian alegría. Los que sonríen por las dudas.
Me gusta la gente que sabe que está viviendo.


Un Comentario
Meli
Qué lindo! Y sí, tengo una amiga colombiana y trata de “usted” hasta a su propia madre ?