
Oasis en vivo 2025
Oasis en vivo después de 2009 parecía un imposible. Pero para poner en contexto lo que esto significa en mi vida, tengo que remontarme más de 20 años atrás.
Todo comenzó en algún mes de 2001. No me acuerdo con exactitud en este momento, pero seguro está registrado en el diario íntimo de ese período de mi vida. En mi caso no fue Liam, fue Noel.
Tenía 13 años. Adolesciente adoleciendo no solo lo que se supone pero, además, completamente desencajada. No es que “no me entendían mis papás”, nadie me entendía. Y en realidad no sé si necesitaba que me entiendan, lo que quería es que por lo menos que no me invalidasen.
Contexto: soñaba muy fuerte.
Cuando nadie te entiende y tenés una edad que no te permite expresarte como quisieras porque ni siquiera vos entendés exactamente qué es lo que te pasa, empezás a pensar que el problema sos vos y que, tal como dice el resto, estás equivocada. Que nadie es así, que estás loca, ya se te va a pasar, te parece ahora pero vas a ver que se te pasa, es una etapa.
Si sos de las que sueña fuerte y tenés un fueguito ahí que se niega a apagarse a pesar de las negativas del entorno te aferrás al primer indicio de validación. Por eso cuando escuché I need to be myself, I can’t be noone else la vida se me acomodó. O se me terminó de desacomodar por completo. Depende cómo la veamos. No necesitaba ya la aprobación de nadie porque había ahí afuera un chabón de una ciudad industrial al otro lado del mundo que decía que una tenía que ser una misma, que no se podía ser otra persona.
Con mi personalidad obsesiva compulsiva, neurodivergente y etc., en menos de un mes ya me sabía hasta los nombres de los perros de Noel, todos los lados b, me sabía de memoria las entrevistas que había dado a la prensa y hasta carpetas en la compu con todas las fotos que se podían encontrar online en ese momento.
El punto es que además de la validación personal y de encontrar finalmente un grupo al que pertenecer, con el que nos fogoneábamos el fanatismo gallagheriano, Oasis me fogoneó el deseo de viajar que ya se me estaba gestando cuando sabía que el mundo era mucho ás de lo que podía ver y comprender en ese momento.
Más que fogonearlo, Oasis (sobre todo Noel Gallagher y sus letras) me terminó de convencer que más allá de sonar extremadamente irracional para una piba en sus 13 en Junín a principios de los 2000, viajar y conocer el mundo era una realidad que se manifestaría en cuestión de algunos años y que dependía de mí hacerlo posible.
Oasis anclaba en mí una certeza grabada en lo más profundo de absolutamente todas las células que poblaban mi ser en ese entonces. Que ahora están todas muertas porque tengo entendido que se mueren cada 7 años pero en fin. Ay no, capaz mis células soñadoras no llegaron a ver el sueño cumplido. AY QUÉ HORROR. AHHH MIS CÉLULAAAS.

El punto es, Oasis fue a lo que me agarré de adolescente para no sucumbir ante la presión social de aceptar una vida que nunca quise. Con su música me ayudaron a entender que la gente que es fiel a sí misma y se mantiene auténtica siempre llega donde quiere.
Tenía también en ese momento el sueño de verlos en vivo en Inglaterra. Tuve la suerte de ir a verlos en Argentina en 2006 y 2009. Pero fue ese mismo año, que el sueño de ver a Oasis en vivo en Inglaterra murió cuando se separaron.
Me acuerdo la desolación de “fin de una era” que significó que se separen. Pero todo pasa por algo, dicen, y más allá del llanto y la derrota de ese sueño frustrado, la vida siguió.
Oasis en vivo 2025
El año pasado, de la nada, anunciaron la vuelta y gracias a amigos que esa época de locural total me dio, conseguí entrada para cumplir ese sueño adolescente de ver a Oasis en vivo en Inglaterra.
Decir que Oasis es solo la música es negar el 99% de las cosas de mi vida. Y esta maravilla de sueño olvidado pero cumplido al fin, trajo no solo el recuerdo de ese fuego adolescente, sino la posibilidad de vivirlo con la gente con la que toda esa locura empezó. Con la que, allá por el principio de los 2000 en Junín, flasheábamos con tomar birra en Inglaterra como algo tan imposible… tan imposible… que terminó siendo realidad.
Más que estas palabras no tengo para agradecerle, sobre todo a Noel, la vida con hoy con tanto orgullo llevo.
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