Christchurch Square Cathedral

Christchurch Square Cathedral

Cuando llegué a Christchurch por primera vez, allá por el…ah, no, cierto que fue hace solo dos meses (PERO SE SIENTEN AÑOS), salí a caminar en busca de trabajo. Con el mapa en la mano, me paré en una esquina donde estaban reconstruyendo lo que parecía ser una Catedral. Estaba todo totalmente destruido. La miré un rato y me angustió. Pensé en lo que había sido, en los segundos que duró el terremoto. Las personas que murieron. De a poco me ayudó a entender la gravedad de lo que habían vivido.

Los primeros días en Christchurch fueron así. Ver edificios derrumbados, personas trabajando, murales de colores tratando de levantarle el ánimo a la gente y recordándole que a pesar de todo la vida sigue. Mezcla de angustia y compasión.

Mientras estaba en la esquina con el mapa en la mano tratando de ubicarme, un señor se me para al lado, se queda mirando la Catedral y me dice:

 Beautiful, isn’t she?

 Para qué…me agarró un nudo horrible en la garganta. Como pude le dije que sí, que era hermosa y nos la quedamos mirando otra vez.

 Me preguntó de donde era, qué hacía en Nueva Zelanda y cuando le dije que me iba en tres meses me prometió que la iban a inaugurar antes, para que pudiera verla. Resultó que el señor era el jefe de la construcción y estaba supervisando los últimos avances.

 Me contó del terremoto. Me contó que en realidad esta iba a ser una catedral provisoria, reemplazando a la Square Cathedral, ubicada en el centro de la ciudad. La catedral más antigua de Nueva Zelanda, que ahora está prácticamente partida a la mitad. Me contó que tenían planeada inaugurarla en mayo pero que por problemas no pudieron pero que sí o sí la iban a inaugurar antes de mi vuelo.

 Y como lo prometido es deuda, ayer mientras iba caminando para la estación de colectivos pasé por la Christchurch Square Cathedral y estaba abierta. La habían inaugurado la semana pasada, pero como estuve de viaje nunca me enteré.

 Me invadieron mil sensaciones, incluso lo sentí como otra señal fuertísima de que estoy yéndome de Nueva Zelanda. Se cierran todos los ciclos.

 Entré. Me senté, me tuve que sentar. La catedral me dijo tantas cosas. De sufrimiento y de dolor, pero a la vez de coraje y optimismo. La catedral me habló y yo la escuché.

 Hermosa. La siento vieja y cansada, con una carga horrible. Se llevó vidas pero hoy está acá (en su versión provisoria). Demostrando que el amor de todos pudo más y la convencieron, se dejó reconstruir.

 Hoy se sostiene y parece que agradeciera. La siento culpable y avergonzada de seguir en pie cuando tantos no lo hicieron. Pero queremos hacerle entender que en realidad la necesitan. Que el hecho de que hoy esté acá firme es el recuerdo constante que la vida sigue y la garra y entereza de las personas es más fuerte que cualquier tragedia.

 Gracias por abrir antes que me fuera.- Gracias Christchurch por demostrarme la entereza de tu gente. Por hacerme entender qué cosas importan realmente.

Gracias.

La Christchurch Cardboard Cathedral está ubicada en 234 Hereford Street.

Angie!

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