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Escribí un libro y ahora no sé qué hacer

Escribí un libro, me decían. Va a estar bueno, me decían.

Lo que me pasó, en realidad, es que escribí un libro y entré en una depresión post-parto.

¡Hola! Soy Angie. Tal vez me recuerden de películas como “Nunca voy a poder hacer nada”, “Soy un fracaso en todo lo que emprendo”, “Jamás voy a concretar un puto proyecto”.

Y acá estoy… con un libro creado. Escrito. Primera palabra tipeada en un word allá por diciembre de 2019 y punto final puesto el 25 de enero de 2021.

¿Y?

¿Y ahora qué?

*mira con desgano y ansiedad las 30 cajas con 22 libros cada una*

¿QUÉ MIERDA HAGO CON TODO ESTO?

¿A quién le interesa? ¿Para qué tanto esfuerzo? ¿Quién carajo me mandó?

https://titinroundtheworld.com/donde-estan-los-terroristas-libro

Nunca tuve hijos humanos ni los voy a tener, pero siento que estoy viviendo una depresión postparto. O algo así.

Porque resulta que estaba yo muy feliz en Irán cuando de repente tuve esta sensación muy fuerte de tener que compartir un mensaje que trascendiera más allá de lo efímero de las redes sociales. Sentí una verdad que era necesario compartir. Sentí que el mundo se estaba perdiendo de algo esencial. Hermoso todo.

Me desesperé. Escribí todo en papel mientras aún estaba en viaje. Escribí detalle, sensaciones, personas. Todo.

Y después, tal solo un mes después de haberme ido de Irán, empecé a traspasar todo eso a la compu. Ahí empezó el embarazo librístico. Mientras tipeaba revivía todo a través de mis propias palabras. Lloré, me reí, me dieron ganas de volver. Me dieron ganas de nunca haberme ido.

Ya llegando al año de embarazo -cabe aclarar que el embaraza librístico tiene otros tiempos de gestación- las personas a mi alrededor empezaron a hacerme preguntas sobre un futuro inminente que yo nunca había considerado.

¿Y cuándo lo tengas, qué vas a ser? ¿Ya pensaste el nombre? ¿Dónde lo vas a llevar?

Lloré. Entré en pánico. Tanto pánico, que hice todo por inercia, total, yo soy Angie, la que nunca concreta nada. Ese futuro hijo seguro terminaba abortado, como todos los demás.

Sin embargo, como todavía estaba embarazada y escribiéndolo, cumplí con todas las obligaciones con muchísima responsabilidad. Como si fuese un juego, como si en realidad fuese a estar escribiéndolo toda la vida. No iba a ser real. No había nada de real.

Pero un día, por la obligación que me generó tanta gente alrededor pendiente de mi embarazo, parí. El libro vio la luz.

Lloré yo hecha mierda sin poder creer lo que acababa de salir de mí.

El libro llegó en el medio de un caos en mi vida que no me permitió entender la magnitud de lo que estaba pasando hasta hace unas semanas.

De repente entendí que tengo un libro. Que a este libro hay que criarlo, atender sus necesidades, llevarlo a lugares donde crezca, se expanda, conozca otra gente. Tengo que presentarlo en sociedad. No puedo no hacerme cargo. Tengo que ser una madre responsable. Lo sé, pero me cuesta, porque era una realidad que no asumí entera.

¿Existirá la depresión post-parto de un libro? ¿Seré la única? ¿Alguien habrá pensado esta misma analogía? No tengo otra forma de explicarlo.

¿No puede criarse solo? Es egoísta que me pregunte eso ¿no? Si él no eligió nacer. Yo lo traje por la fuerza. Tengo que asumirlo.

Es mío, es mi libro.

Si no lo asumo yo, nadie lo va a hacer por mí.

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