Visita a Jeonju

Viernes 14 de noviembre, 6 am.

Titín apaga violentamente la alarma (hace dos años que tengo Lucifer de Shinee de alarma y no hay chance que arranque mal día, maldita canción power) y se queda meditando –bajo las tres mil capas de abrigo– si vale la pena salir de la cama o no. Ya se había pedido el día off para poder, finalmente, conocer una nueva ciudad coreana. Pero la puta madre qué frío.

6:25, llegando a la conclusión que si no era ese día, no era nunca, se levantó. A las 8am salía el colectivo, pero había que estar por lo menos 15 minutos antes. El hostel de Titín quedaba a más o menos media hora de donde partía el bondi así que básicamente tenía que hacer todo a las corridas.

Arrancar el día sin desayunar me es totalmente imposible.

(Empiezo a hablar en primera persona ahora porque si no me pierdo)

Mientras con una mano me hacía un café, con la otra una tostada y con la tercera (?) me peinaba, uno de los coreanos que vive a largo plazo sale de la habitación, me saluda, abre la puerta para salir a fumar, vuelve a entrar corriendo y me grita ANGIE, SNOWWWW.

Salí corriendo hacia el coreano revoleando mis tres manos y pude contemplar el techo del vecino y el piso todo lleno de nieve.

Este evento explicó mi gran sufrida de frío toda la noche y a la vez mi sensación de si no es hoy no es nunca. El coreano entró corriendo y emocionado porque sabe que yo en esta época del año jamás estuve en un país que fuera invierno y tampoco estoy acostumbrada a la nieve.

En fin, terminé de desayunar y salí corriendo para la estación de subte. En el medio me crucé a la Manager que me gritó BE CAREFUL, DON’T RUN, IT’S ALL SLIPPERY!!! [TENÉ CUIDADO, NO CORRAS QUE ESTÁ TODO PATINOSO] a lo que le respondí Chiquita, soy Titín, jamás me caigo en lugares donde hay que caerse, me caigo donde no se cae nadie, y seguí corriendo hasta la estación.

7:44, llegué rimbombante al colectivo, entregué mi pasaporte, chequearon mis datos y subí junto con una horda de chinos, japoneses y tailandeses.

El viaje de ida hasta Jeonju duró 3 horas y para mi sumo placer visual, casi todas las montañas estaban nevadas… MONTAÑAS NEVADAS *rueda por el piso del colectivo y babea*

*un japonés se acerca y le seca la baba*

*Titín le explica que no está tan acostumbrada a ver nieve, aunque ahora que lo piensa en Nueva Zelanda vio bastantes montañas nevadas pero solo cuando vacacionó dos semanas por los glaciares*

*el japonés la comprende y ruedan juntos*.

Antes de llegar nos avisaron que, debido al gran tráfico que se arma a la vuelta, en esta ocasión el colectivo a Seúl saldría a las 16 hs, por lo que había que estar en la parada a las 15:45 a más tardar.

Como habíamos llegado a las 11:15 no había mucho tiempo que perder, así que apenas frenó el colectivo salí disparada hacia la Hanok Village.

Vamos a hablar un poco seriamente. No, no queremos. Shhhh, se callan.

La ciudad de Jeonju está ubicada prácticamente en el medio de la península coreana (así que no hace tanto frío como en Seúl), y es super conocida por su gastronomía (que no pude probar en esta ocasión porque toni obso (no tengo plata – en coreano)) pero ya volveré y engordaré millones.

Antes de ir, leí que es una parada obligada para cualquier turista que visite Corea y ahora lo confirmo, más que nada cuando encima hay colectivos gratis para extranjeros…o sea…HELLOOOO (?). No, pero hablando en serio, la pequeña ciudad es hermosísima.

Además de ser conocida por su gastronomía, una de las mayores atracciones es la Hanok Village (aldea tradicional coreana), que tiene unas 700 casas tradicionales (y la convierte en la aldea tradicional más grande Corea).

Jeonju forma parte del movimiento Cittaslow originado en Italia en 1999 y cuyo objetivo es mejorar la calidad de vida de las ciudades desacelerando el paso de la gente, el tráfico y las actividades en general. Dice algo así como “Preferimos la vida analógica sin prisa a la vida digital que aspira a una competencia de velocidad sin límites”. En todas las ciudades que pertenecen a Cittaslow se motiva, tanto a los locales como a los turistas, a vivir tranquilos, disfrutando la naturaleza, recorriendo despacio y apreciando cuanto los rodea.

Honestamente, hizo que me sienta un poco culpable de ir y volver en el día y hacer todo a las corridas porque no me quedaba otra así que trataré de volver en febrero y quedarme un par de días u.u PERDÓN SEÑOR PERDÓN.

Llegué a la Village a eso de las 11:30 y me puse a recorrer lo más despacio que pude.

Una de las principales atracciones es el Santuario de Gyeonggijeon

Asumo que varias k-poperas y k-drameras (?) lo reconocerán porque en este Santuario se han filmado varios dramas y varias pelis coreanas de época.

Otra de las atracciones es la Iglesia Católica de Jeondong

En el medio de la aldea tradicional también se encuentra una calle de comidas y artesanías, tanto tradicionales como modernas.

Menos mal que no tenía plata porque si no me hubiera comido y comprado todo. Hasta vendían cerveza helada…CERVEZA HELADAAAAAAAAAAA. Ay, quiero volver, maldita sea (?).

En el medio de todo esto, mientras miraba con cara de turista perdida, se me acerca un señor mayor coreano y me pregunta de donde soy. Le conté que era de Argentina, hablamos de Messi, y él me contó que su hija se había casado con un estadounidense y que vivía en Chicago. Me dijo que la extrañaba y que como quería que allá la ayudaran a adaptarse, él hacía lo mismo acá cada vez que veía algún turista.

Yo estaba dividida entre el le creo o no porque en Asia es muy común que hagan eso, te lleven a un tour, y después esperen que le des plata a cambio. Me daba ternura el señor pero no podía evitar sospechar.

La charla siguió con él preguntándome a dónde iba a ir y cuánto tiempo tenía, le dije que me iba en un par de horas así que estaba haciendo todo a las apuradas pero que no me quedaba otra. Me preguntó si me gustaba la caligrafía, le dije que sí, entonces me dijo Bueno, te voy a llevar al museo de la caligrafía, y ahí me agarró la sospecha mayor. Le dije que le agradecía su predisposición pero que no tenía plata para pagar un Museo (ni a usted, pero eso no se lo dije) a lo que me respondió que el museo era gratis, que fuéramos. Ay, es que era todo tan gordo y tierno con su boina que me hizo acordar a uno de mis abuelos y entonces no me pude negar, y estaba dispuesta a irme a las piñas si después resultaba ser un nono chanta.

Llegamos al museo. No había nadie, sólo el abuelo y yo.

El señor me hizo un tour de diez minutos explicándome todo sobre cómo había nacido el hangul de los caracteres chinos (el museo estaba todo en caligrafía china, era como un museo antecesor del hangul (?)). Varios de los papiros gigantes escritos en chino tenían proverbios y lecciones de vida que el abuelo muy tiernamente me explicó: que el tiempo es lo único que pasa sin nuestra voluntad y que por eso hay que respetarlo y disfrutar de lo que tenemos sin pensar en el futuro, que todo llega pero que nunca hay que dejar de luchar, que el tiempo es sabio, no hay que forzar las cosas, que todo va a ser cuando tiene que ser. Lecciones que sé, que aprendí a las piñas, pero que te las recuerde un abuelo coreano en un museo perdido en el medio de una aldea tradicional está buenísimo.

Cuando terminó su tour, salimos del museo y me dijo que me quería regalar una revista que tenía muchas respuestas. Ahí me di cuenta que no me iba a pedir plata, sino que era un predicador o algo por el estilo, así que respiré tranquila. Efectivamente, me dio una revistita cuyo título leía algo así como todos vamos a morir, me deseó mucha suerte, me recomendó que si no tenía tiempo, que me asegure de volver otro día pero que por favor recorriera tranquila CITTASLOW YOUNG LADY, WALK SLOW, ENJOY NATURE AND YOUR TIME HERE [CITTASLOW SEÑORITA. CAMINE DESPACIO, DISFRUTE LA NATURALEZA Y SU TIEMPO AQUÍ].

Después de despedirme del abuelo y escuchar cómo me crujía el bagre al ritmo de ALIMENTAME FORRA, decidí clavarme una croqueta de kimchi…porque…AGUANTE EL KIMCHI y si viene metido adentro de una croqueta mejor…porque…CROQUETAAAAAA.

Ya volveré a Jeonju y me comeré todos sus platos tradicionales.

Mientras tanto, mientras disfrutaba esa croqueta sentada en unas piedras viendo la gente pasear, me di cuenta que ya me tenía que ir.

Definitivamente es una ciudad para dedicarle más días, porque además de la aldea tradicional (lo único que pude visitar) tiene muchas más atracciones y de hecho hasta tiene varios trekkings por las montañas que…AY, QUIERO IR.

A todos aquellos que visiten Corea, recuerden que hay un colectivo gratis para extranjeros que sale todos los viernes, sábados y domingos. De hecho, se va a suspender desde el 20 de diciembre al 1ero de febrero pero luego reanudará.

Ésta es la página donde pueden aplicar para pedir su lugar en el colectivo: Quiero ir a Jeonju gratarola

No es necesario imprimir el pasaje, sólo con que lleven el pasaporte está bien.

Info sobre Jeonju: Quiero informarme más.

Titín!