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Veo Veo #5: ¡Uy, que ganas de tomarme una taza de té!

Junín – Buenos Aires – Argentina, 9am: amanecer de un día tranquilo…¿hace cuánto que no tengo un día tranquilo de verdad? Unos 8 meses, ponele. Podría tomarme el atrevimiento de decir que hace prácticamente un año y medio que no tengo un día tranquilo como se debe, pero tal vez sea demasiado. Tal vez no. Mi cuerpo y mi mente me piden que me calle y siga durmiendo que ellos sí sienten un cansancio de al menos 500 días. Me despierto dos horas más tarde y me dirijo al quincho de mi casa a prepararme el desayuno. Desde que llegué a Argentina me la paso tomando mates. Desayuno, almuerzo, merienda y cena. Mate all day long. Uno de los grandes desafíos de haberme ido del país por tanto tiempo fue tener que despegarme del mate. Para una argentina del interior que hasta se lavaba los dientes con mate (?), el desapego fue un horror ¡Y eso que caí en Nueva Zelanda con dos kilos de yerba eh!, pero hubo que racionalizar. “Tomarse unos buenos mates” dejó de ser algo de todos los días para convertirse en un lujo. Y como el hombre es un ser de costumbres, de a poco me fui desprendiendo y aprendí a convivir con la escasés. Empecé a buscarle un reemplazo temporario. En Argentina, si no era mate, era café. Para mí el té se limitaba a los días de fiebre, descompostura o malestares similares (la típica: té negro con galletitas de agua). Nunca me iban a escuchar decir: “uy que ganas de tomarte una taza de té”. Jamás. Pero en Nueva Zelanda todo cambió. Primero y principal, porque el té es barato y cuando uno vive en economía de guerra (también conocido como “soy backpacker y necesito ahorrar para  viajar”), esta infusión se vuelve bastante atrayente. Y segundo porque era práctico. Hervís agua y fin de la historia. Si bien mi mente no puede quitarse la idea fija de “té negro = enfermedad”, la variedad de sabores que descubrí me sobrepasó. En Nueva Zelanda podías encontrar sabores al estilo “torta de frutilla” o “helado de chocolate”. Probando de todo un poco, el té verde se convirtió en mi favorito. Y JURO QUE NO ES PORQUE EN TEORÍA QUEMA GRASAS EH. (aunque admito que esa fue la razón por la que lo probé por primera vez -había que compensar la ingesta contínua de fish and chips, pizzas y muffins-). De a poco, se fue convirtiendo en mi compañero de momentos culturales (cuando leía, cuando escribía), en mi desayuno cuando se me hacía tarde y en mi compañero de esos momentos claves que ameritaban mates pero no había yerba. Sinceramente, me gusta porque tiene un sabor natural, porque me relaja y porque combina con todo (porque no es ni dulce ni amargo).

Té verde

Pero además, pasó a formar parte de mi vida de otra forma, no solo como una simple infusión. El té verde es el recuerdo de un año y tres meses en Nueva Zelanda. Es el conjunto de mil vivencias, situaciones, sentimientos. Estuvo presente cuando me reí, cuando me relajé y el pobre hasta fue producto de atragantamiento cuando lloraba como loca y trataba de tomarlo.

Hoy me desperté y me sentí rara, porque después de tanto tiempo, no tenía nada que hacer, nada en qué pensar (aunque obviamente pensar es lo que hago todo el día), nada en lo que preocuparme. Y hoy, ahora, en mi primer día tranquilo luego de alrededor de 500 días, y por primera vez en la vida, me escuché decir a mí misma: ¡uy, que ganas de tomarte un té”.

Angie!

*¿Qué es Veo Veo? Es, ante todo, un juego, una excusa para conocer lugares de la mano de otros viajeros, contarnos historias, viajar aunque no tengamos la oportunidad de hacerlo, encontrarnos. Se realiza una vez al mes y las temáticas se eligen en el grupo Veo veo en Facebook, y por medio del hashtag #VeoVeo en Twitter y otras redes sociales. ¿Querés jugar? ¡Veo veo! ¿Qué ves? *¿Querés  leer más Veo Veos? Los podés encontrar acá:  con los pies en la tierra / Belén Benarós / rumbeando por ahí / apuntes ideas imágenes / caminando por el globo / aby viajando / Nicolás Lobato / xpensadorax / prometeo poema / rincones con color / ir andando / la de ojos abiertos / bebelia heterogénea / cruzar la puerta / la mochila de mamá / magia en el camino / Amneris Mazzeo / Mi vida en una mochila / La Zapatilla / Caminomundos

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