Nos fuimos Mundial

Nos fuimos Mundial.

Tengo ganas de compartirte esto porque, primero y principal, no creo ser la única que lo piensa y segundo, si así lo fuera, me encantaría que más gente compartiera mi opinión porque, modestia aparte, me parece espectacular. ¿Estoy diciendo que me parece espectacular mi propia opinión? Obvio, es que yo no elegí ser argentina, solo tuve el privilegio.

Viví este Mundial como si toda Argentina se hubiese ido de viaje en grupo de amigas y amigos un mes. Argentina en general, tanto quienes estuvieron en el país como quienes que estaban afuera. O como yo, que vi una mitad en Países Bajos y la otra acá.

Hace diez años que viajo sola por el mundo y en general mis anécdotas de viaje son mías. A veces conozco gente, viajo con alguien y puedo recordar cosas acompañada. Pero nada se compara con las contadas veces que compartí viaje con alguien de Argentina. Porque nuestro humor es nuestro y de nadie más. El sarcasmo, comparar todo con los Simpsons o los memes de nuestra idiosincrasia. Son anécdotas que nos dan gracia a nosotros porque tienen que ver con nuestra cultura. Porque todo lo que nos pasa, lo interpretamos desde esa argentinidad que no le podés explicar a nadie

Este Mundial fue un viaje compartido que nos llenó de anécdotas de acá a nuestra propia eternidad. Y lo podés hablar con cualquier persona del país, porque te va a entender. Vas a la verdulería a comprar y:

– Che ¿te acordás del vivo del Kun con el Papu haciéndose el Bekham?

– Jjajaja sí sí, buenísimo, ¿Y Messi diciendo “Andá pallá bobo”?”

Fue como un viaje de egresados que nos llevó por todo el mundo. Un viaje para el que nos preparamos y cada persona contribuyó con su expertise.

Pero a pesar de organizarnos y planear, mierda que se nos complicaron las cosas eh.

– ¿Por qué tenemos que sufrir tanto todo el tiempo boluda? No doy más, casi me infarto en el alargue.

– Ay mal, pero viste cómo es, sino sufrimos no es Argentina.

Y así y todo fue un viaje espectacular ¿no? Y a pesar de los contratiempos existentes en cada viaje porque la vida es así, nos fue bien. Hicimos lo que teníamos que hacer, y volvimos a casa sanos y salvos, y nos trajimos el mejor souvenir. El único que podíamos traer.

¿Y la abuelaa la la la la la?, que ni siquiera es abuela literal pero ahora es la abuela del pueblo.

El Dibu yendo al psicólogo, jugadores congelados en los freezers, Antonella cabalera que usó la camiseta titular contra Arabia y desde ahí se puso la violeta y no se la sacó en todo el Mundial, los audios de whatsapp de la gente diciendo los clonazepan y aplax que se habían tomado en el alargue contra Países Bajos, el bardo con Canelo y todo el mundo saltando a defender a Messi, Luisito Comunica poniéndose la camiseta de Francia porque se había dado cuenta que era mufa. Todos festejando que el Dibu estaba haciendo upa a la hija que no habíapodidohacéupa antes.

Cada momento de este Mundial lo volvemos a compartir entre nosotros como si hubiésemos estado ahí.

En los viajes que hacés entre amiguis, hay cosas que te marcan, te hacen cagar de risa o te entristecen a morir, pero difícilmente puedas explicárselo a alguien que no compartió ese momento con vos Este Mundial es lo mismo, la diferencia es que en realidad para esto sí tenemos una respuesta: Argentina, no lo entenderías.

No entenderías ni esto, ni tantas otras cosas. Son como los chistes internos que solo entienden aquellas personas que se conocen hace años. Y la realidad es que no es que no te lo voy a explicar porque no lo vas a entender, la posta es que muchas veces yo tampoco lo entiendo. Simplemente lo sé.

Si somos. O somos así. Por ejemplo, no me di cuenta que había tantas reglas intrínsecas para el mate hasta que me fui a viajar y de repente tuve que explicárselo a alguien que no lo había visto nunca: “no muevas la bombilla, no digas “gracias” a menos que no quieras más, el agua no se hierve porque se te lava, tenés que tomarlo entero, devolvéselo a la persona que cebó, sí, tomamos todos del mismo”.

¿Cómo explicás eso? No se explica, es que somos así. Y ahora entiendo porqué cada vez que salgo de joda por el mundo quiero treparme a cuanta tarima o escenario que haya. ¿Por qué? No sé, pero aparentemente no soy la única. Y ni tenemos que explicar a Lapport. Ni el tono en que se lee ese meme. No hay que explicar nada, porque ya lo sabemos.

Que Lali haya cantado el himno lo vivimos como un logro conjunto. Fue la amiga del viaje a la que se le dio.

Stefy Xipolitakis gritando el gol prendida de los gemelos de dos hinchas éramos todas.

Después de los partidos estresantes nos preguntábamos mutuamente por la salud del Kun como si fuese nuestro vecino.

– Che ¿y el Kun bien? ¿Supiste algo más?

–Sí, bien. Igual viste que dijo que el cardiólogo lo llamó varias veces. Aparentemente está controlado.

Para la fase de grupos que estuve en Países Bajos, me uní a un grupo de Whatsapp de “Argentina en Holanda Mundial”, y no había que explicar nada. A pesar de que la mayoría ni nos conocíamos, arreglamos para ir a ver el partido al mismo bar. También el banderazo, porque ya sabemos a lo que nos referimos sin tener que ponernos a explicar.

Depende la hora del día o el motivo de reunión, sabemos lo que tenemos que llevar sin necesidad de preguntar. Cuándo se lleva mate y cuando se lleva birrita y fernet.

Tampoco podemos explicar porqué para un Mundial la re vivimos.

Me pasó viajando de querer explicarlo y que alguien de Europa me diga “sí sí, nosotros también somos un país futbolero“.

Sí, sí amigo, pero lo tuyo se maneja como una elite. Tiene ceremonias, formalidad.

Lo nuestro es pasional. No nos importa nada. Todo es un quilombo y cuanto más de pueblo sea, mejor.

Y nosotros al fútbol lo sentimos. Al fútbol lo re vivimos.

A Messi, en su forma de ser, se le saltó la rosca en el medio de una entrevista en vivo en el Mundial y tiró un Andá pallá Bobo, que viniendo de él fue el peor insulto de su vida.

Lejos de condenarlo, se lo festejamos. Porque tuvo su reacción humana. Porque somos así. Porque no hay formalidad ni disciplina en los sentimientos.

Y a la media hora (o menos) ya había tazas, remeras y morrales bordados con esa frase.

Si somos.

No te lo voy explicar, porque no lo vas a entender.

Y a vos, compatriota, no necesito explicártelo, porque lo sabés.

Che bueno nada, eso, gracias por este viaje compartido. Ojalá repitamos.

Avisame cualquier cosa y me organizo.

Y vos ¿con qué anécdotas te quedaste?

Angie