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Razones por las que viajar

Aparentemente, existen dos clases de personas en el mundo: las que hacen y las que no.

Las que hacen de sus sueños su realidad y las que sueñan toda la vida

Las que comen porotos (?) y las que no. Las que se cagan de risa cada vez que escuchan la palabra “coco” y las que no. Qué embole esas segundas personas… ¿cómo no te causa la palabra “coco”?… “COCO” *grita revoleando el puño* ¿entendés? Es buenísima.

Por suerte (?) yo tengo una re teoría *opina mientras se come puñados de pasas de uva compradas en ALDI, el supermercado de la prole en Australia* y es la siguiente:

Esas segundas personas no existen…todo el mundo se ríe cuando escucha “coco” (?).

No.

Mi teoría es que esta clasificación no es determinante, mi teoría es que las personas que no están viviendo sus sueños es porque no se animan, porque todavía no lograron el quiebre, no tuvieron la revelación, ni la necesidad motivadora, impulsiva de decir ¿qué carajo estoy haciendo con mi vida? ¿Por qué parece que aunque tengo “todo” en el fondo sé que hay algo que está mal?

Y si sos esa clase de persona…bueno…no es que quiera alarmarte pero…TAL VEZ EL COCO, EL COCO ESTÁ EN LA CASA *no podía parar*.

Mi querido lector amigo, no quiero ser super mala onda, pero solo para darte un pequeño shock: la vida es solo una, el tiempo no espera y cuando quieras acordar te vas a dar cuenta que pasaste toda tu vida soñando en vez de haciendo. Y te vas a ver a vos mismo aconsejando a las demás personas siendo un viejo lleno de arrepentimientos. Y no va a estar bueno. O sea, es increíble que aprendas de tus errores y aconsejes a los demás, pero estaría mucho mejor que aconsejes desde la experiencia y no desde los arrepentimientos ¿o no?

Esto se puede aplicar a todos los aspectos de la vida en los que nos da miedo arriesgar, pero como mi mantra es viajar, voy a enfatizar en eso. No te voy a dar pasos a seguir ni una guía práctica sobre cómo hacer para viajar, porque creo que cada uno hace lo que puede con lo que tiene y también es un crecimiento personal al que te tenés que enfrentar solo y hasta que vos mismo no lo aprendas, lo que te digan de afuera muy probablemente te entre por un oído y te salga por el otro. Así que solo me voy a limitar a darte las razones por las que yo viajo y por qué, hace tres años y medios, se convirtió en mi estilo de vida.

Razones por las que viajar

  • Porque alejarte de la rutina te abre mil puertas. Cuando vivís una vida monótona haciendo lo que se supone que tenés que hacer sin tener tiempo de pensar en lo que realmente querés, no hay chance que vas que afuera de esa burbuja hay interminables posibilidades.
  • Porque te vas a llenar de mil anécdotas divertidas. Que alguien me diga que situación te genera más anécdotas que salir de viaje. Les comparto algunas de mis anécdotas de viaje preferidas (hasta ahora…porque con lo catrasca que soy, seguro siga acumulando mil anécdotas más): Mi primer woofing en un hotel embrujado en Nueva Zelanda, La primera vez que hice Couchsurfing sola en Inglaterra y cuando me perdí en un bosque tenebroso en Corea del Sur.
  • Porque de repente te vas a dar cuenta que sabés putear en 10 idiomas. Y no solo putear. Aunque mi título universitario diga que soy traductora de inglés, y realmente amo las palabras y los idiomas, me he dado cuenta y AAAMOOOOOO que cada idioma tenga expresiones que son re necesarias para ciertas situaciones, que en otro idioma no existen, que son imposibles de traducir. Cada vez que pasa algo y comento en otro idioma, me lleno de felicidad interna (?). Fuera de joda…hay veces que en una misma charla hablé en 5 idiomas diferentes. Es lo más.
  • Porque sin querer aprendiste más geografía en un mes que en todos los años de escuela. País nuevo, ciudad desconocida, el mapa y vos.
  • Porque te hace más consciente de todo lo que te rodea. Es muy probable que en tu burbuja rutinaria (burbuja del orto, lo arruina todo) lo simple, lo cotidiano, lo hermoso del día a día te pase totalmente desapercibido y ayyyyy, que horrible.
  • Porque perdés la noción del tiempo. Los días y las horas no te van a representar lo mismo que cuando tenías una vida monótona. No importa que sea lunes, miércoles o domingo. Vas a ser feliz todos los días. ¿La depresión del domingo a la tardecita? Puffff, ¿qué era eso? Aguante el lunes.
  • Porque el mundo es terriblemente gigante y que alguien me explique cómo se supone que uno puede conocerlo teniendo solo 15 días de vacaciones al año. Y ni hace falta aclarar que en 15 días, lo único que conocés de un país es lo turístico…donde justamente solo hay turistas y nada tiene que ver con la verdadera esencia de ese país que en teoría estás visitando. Para poder conocer una cultura, hay que vivirla, y no se puede en 15 días.
  • Porque no te va a quedar otra que enfrentarte a vos mismo y ahí está el crecimiento. No voy a mentir, yo sufro como una perra cuando viajo, pero lo que aprendo y lo que vivo no lo cambio por nada. Te vas a ver involucrado en situaciones en las que no te queda otra que poner huevos y salir adelante y te vas a dar cuenta que podés. Que todos esos miedos que tenías antes eran totalmente injustificables.
  • Porque te vas a volver mucho más creativo y pasional. La sociedad está arreglada para el beneficio económico de unos pocos y a esos pocos, de nada le sirve tener personas de mente abierta y creativas. Hasta diría que todo lo contrario.
  • Porque te vas a liberar.
  • Porque va a llegar un momento en tu viaje (cruzando migraciones, llegando a tu primer destino, colgándote la mochila en la espalda por primera vez) que te vas a dar cuenta que el mundo es tuyo.
  • Porque no hay nada más gratificante, fuerte y movilizador que la sensación de libertad. Y esa libertad de la que te hablo, se logra cuando cambiás de aire, cuando llegás a un lugar totalmente desconocido.
  • Porque alejarte de todo lo conocido va a ayudar a que cambies de perspectiva y finalmente puedas encontrarte (o reencontrarte). Hay muchas frases cliché sobre viajar y la mayoría tienen la posta. “Viajo para encontrarme”, es una de ellas. La sociedad (sí, odio a la maldita sociedad que nos tiene como soldados y lo único que hace es quitarnos la posibilidad de ser felices) y la vida monótona hace que además de ir perdiendo sueños con pensamientos al estilo “cosa de jóvenes, ahora me tengo que poner serio y tener una “vida normal””, también te pierdas a vos mismo. Pero a no preocuparse, que viajar es la cura.
  • Porque vas a aprender a vivir por instantes. Se trata de coleccionar momentos, no cosas materiales, dice otra frase cliché.
  • Porque vas a regalarte charlas increíbles con gente de todo el mundo. Te vas a dar cuenta que vengas de donde vengas, los miedos, la incertidumbre y las sonrisas se sienten igual, sea cual sea tu país de origen.
  • Porque un día te vas a dar cuenta que ahora sonreís más.
  • Porque tener la posibilidad de convivir con personas de otra cultura te vuelve más empático y tolerante. No hay nada más increíble que vivir en una casa con otras 15 personas y todas de distintos países. Sí, hay días que probablemente quieras matar a alguien, pero el 90% del tiempo la vas a pasar de puta madre.
  • Porque vas a comer de puta madre. Un día cenarás sushi casero, otro día una pasta que mamma mía, en una de esas desayunás tostadas francesas, y si lográs vivir con franceses y alemanas, probablemente siempre tengas pan casero.
  • Porque te vas a tomar las crisis de otra forma. Viajar no es todo color de rosas, al contrario, cuando algo sale mal, vas a recordar que estás solo en el culo del mundo y seguro pienses “¿quién carajo me mandó, la concha de la lora?”, pero al toque lo vas a superar, porque ahora tenés mil armas más.
  • Porque vas a perder los prejuicios que tenías sobre todos esos países de los que solo concebías estereotipos. Mi mayor quiebre fue con los chilenos. En Argentina jamás había conocido chilenos pero tenía una mala impresión. No por voluntad propia pero porque toda la vida, por temas totalmente ajenos a mí época (pero que obviamente marcaron mi historia también), había escuchado negativas. En Nueva Zelanda tuve la posibilidad de convivir con chilenos y desde ese entonces se han convertido en una de mis personas favoritas.
  • Porque, otra vez, como hace mucho tiempo no te pasa, vas a hacer miles de cosas por primera vez.
  • Porque vas a aprender boludeces que jamás te hubieras imaginado. Como yo, que aprendí a caminar por la cuerda floja, a hacer hula hula, a concinar panqueques de banana (para mí todo un logro), a bailar africano. Te juro que es FIJAAAAA que eso que siempre quisiste aprender pero *inserteexcusa*, es el pasatiempo favorito de esa persona del Congo Belga con la que vas a convivir y le va a encantar enseñarte.
  • Porque si estás soltero vas a darte el lujo de vivir amoríos re locos y pasionales y vas a entender muchísimo de otra cultura. Vas a tener altas anécdotas a lo “te acordás del francés ese que te cocinaba panes”, “y el italiano que te hacía pizzas”…la mina tenía amoríos solo para comer
  • Y si estás en pareja, no hay nada mejor que un buen viaje para saber si son el uno para el otro. Y si lo son, el viaje SELLARÁ EL AMOR PARA SIEMPREEEEEEE  *voz de Virginia Lago mientras llueven corazones gordos*
  • Porque vas a adoptar un montón de costumbres de otros países que te sientan re bien y que de otra forma no hubieras podido conocer. Por ejemplo, me la paso tomando agua caliente. Según los asiáticos es buenísima y como a veces la yerba para el mate escasea y no soy muy de tomar te, el agua caliente fue mi salvación. Y al café de la mañana le pongo una cucharada de aceite de coco porque según una francesa amiga le hace muy bien al intestino y a la piel. O para mí es clave estar descalzo adentro de la casa. ¿Cómo vas a entrar con las zapatillas o los zapatos con los que anduviste dando vueltas todo el día, llenos de mugre? Además que andar descalza por la vida es lo más.
  • Porque vas a conocer bandas de música de todo el mundo que hubiese sido IMPOSIBLE que escuches si te quedabas en tu país.
  • Por los paisajes increíbles que te vas a autoregalar.
  • Porque vas a lograr desprenderte de lo material. Cuando tu presente vida incluye solo “tu mochila y vos”…te va a dar tanta paja andar cargando con algo super pesado (porque a veces tenés que caminar una baaaanda, o si querés hacer dedo, nadie te va a levantar si tenés 390580934 bártulos) vas a aprender a vivir solo con lo necesario. ¿Para qué querés 39058 remeras si siempre terminás usando las mismas 3? Olvidate de esa costumbre de sociedad de acumular solo para tener más y más. Si te ponés a pensar, de las mil pelotudeces que tenés en tu cuarto en este momento, probablemente no uses ni la mitad.
  • Porque te abre la cabeza y así “vuelvas” a tu antigua vida, ya no vas a ser el mismo.
  • Porque es necesario para la salud mental. Lo juro. Lo prometo.
  • Porque la rutina le hace mal al alma. Por lo menos a la mía, pero me hace tan mal que asumo que a la mayoría también.
  • Porque los vínculos que se generan viajando son increíbles y aunque cuesta el desapego, vivirlas no se cambia por nada. Acá una guía sobre Cómo lidiar con las despedidas viajeras
  • Porque todos los días son distintos.
  • Porque por alejarte y cambiar la perspectiva, aprendés a valorar ciertos aspectos o personas de tu vida que simplemente dabas por sentado.
  • Porque rodearte de nuevos estímulos te hace más humano.
  • Porque lo superficial pasa a segundo plano. Te das cuenta qué importa en la vida y qué no.
  • Porque te hace pleno. Porque te amigás con vos mismo y te conectás con todo lo que querías. Porque desprendiéndote de lo que inculcaste de la sociedad te reencontrás con tu esencia.
  • Y mi favorita: porque vas a vivir. Te vas a sentir realmente y simplemente vivo por primera vez en tu vida. Porque te vas a parar frente a una montaña/mar/bosque/colina perdida en un pueblo remoto en Nueva Zelanda, en silencio y te vas a dar cuenta que la vida es esto. Que la felicidad es ahora, y que no importa nada más. Y te va a salir un alto grito de felicidad y la sonrisa se te va a salir de la cara y tal vez derrames alguna que otra lágrima.

La verdadera felicidad, es cruda, fuertísima y dura instantes. ¿Tenés los huevos para vivirla? Yo creo que sí. Solo hay que dar el primer paso y de ahí, no te para nadie.

Pierdan los miedos, que si no es ahora ¿cuándo?

Angie 🙂

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