Veo Veo #6 : Un encuentro fuera de lo común.

Voy a confesar que estaba indecisa, no sabía si participar o dejar pasar este veo veo y escribir para el siguiente, porque entre mi cumple y los viajes junín-buenos aires-la plata-buenos aires-la plata-buenos aires-junín no tuve mucho tiempo de NADA, pero la verdad es que amo escribir y cuando no tengo ganas de nada, solo tengo ganas de escribir (o leer) así que me autodediqué este regalo. Sé que lo estoy haciendo a las apuradas, a último momento (bah, ya pasado el momento) pero me hace bien., así que, acá estoy. Además voy a aprovechar a contar una historia de una especie de encuentro pero bastante fuera de lo común, que me pasó hace unos meses ya, pero que siempre había querido contar y nunca encontraba el momento…GRACIAS DINÁMICAS CREATIVAS por siempre crear el espacio para contar/descargar esas cosas que no sabemos a dónde encajan.

Corría el año … 2013… que todavía sigue corriendo pero bueno, corría en ese momento también (?) (ya empecé re mal DIOS. Además amo esa frase corría el año…me imagino un numerito corriendo por una pradera), y mientras revisaba los mails me encontré con un mensaje de un chico que iba a viajar a Nueva Zelanda a mitad de este año y me escribía para hacerme preguntas sobre el viaje.

Este año recibí un montón de mensajes de gente desesperada que no entendía ni cómo arrancar a hacer los trámites. Personas que sabían que se querían ir pero no sabían ni cómo ni cuándo ni por qué. De la gran cantidad de chicos que me escribieron (haciéndome unas 394859034 preguntas que obviamente respondí) sólo un 10% me respondió otra vez agradeciéndome. Y con la mayoría de ese 10% me sigo escribiendo ahora. Incluso si ya viajaron o si al final no viajan pero entre tanto mail va mail viene nos terminamos haciendo amigos cibernéticos.

Puede que parezca una pavada, pero responder preguntas lleva un montón de tiempo. Porque trato de responderlas con el mayor detalle posible y tal vez estoy media hora redactando respuestas y recomendando páginas y que después no me respondan ni gracias es como que…maldito desagradecido. Pero por suerte, hay otras personas que agradecen y por eso sigue valiendo la pena responder. Y también hay otros, que se van al carajo en el agradecimiento y es la historia que quiero contar hoy (que ya me fui por las ramas pero, de a poco voy volviendo al punto). De una especie de encuentro un tanto…muy loca maaaaal.

Restula que Walter fue uno de esos que me preguntó mil cosas a lo largo de varios meses, pero de cada respuesta recibía un gracias. A lo largo de los meses, respuesta va respuesta viene, finalmente iba a llegar a Nueva Zelanda un par de días antes que yo me fuera. Iba a ser muy poco probable que nos cruzáramos porque yo estaba en la Isla Sur y todos llegan a Auckland, pero en caso de cruzarnos íbamos a ir a tomar unas cervezas.

Cuando supo que antes de ir para Nueva Zelanda iba a pasar por Europa (justo un mes antes que yo me fuera para allá también) se le ocurrió una idea:

Angie!!! Se me ocurrió algo!!! Escuchaste hablar alguna vez del “Café Pendiente”? http://www.uncafependiente.com.ar/#!de-que-se-trata/c161y El experimento es así: No se si te acordás, pero te conté que antes de llegar a NZ voy a estar un mes por Europa. La primer semana de Agosto termina el tour en Londres (de ahí sale mi vuelo para NZ). Entonces, se me ocurrió ir a algún Café y pedir un desayuno, un almuerzo, una merienda o lo que sea y dejarlo pendiente como para que venga Miss Ángeles D’Errico y se sirva lo que hay para ella. No es que te trate de hobo, eh…para nada… Pasa que en teoría voy a llegar a NZ cuando ustedes todavía están ahí, pero aún así no se si los voy a cruzar.

Cuando me lo dijo, por un lado fue nah, dejate de joder, con un gracias me conformo. Y por otro me parecía re bizarro que fuera posible. Como muy de película, como en esas escenas que un tipo va a un café y se pone a leer un diario y cuando se va deja un sobre arriba de la mesa y después pasa otro caminando y se lo lleva pero nunca se ven las caras.

Cuestión, un día me conecto y tenía un “ya está lo del café, pero no digo más nada” en la bandeja de entrada. Fue como…NOOO no puede serrrrrr. Estas cosas no pasan en la vida real. O sí. Siempre vuelvo a lo mismo, a comparar mi vida normal en Junín con la catarata de bizarreadas que me empezaron a suceder cuando me fui, cuando me dejé llevar y en vez de cuestionar todo era más vale un ¿y por qué no?.

Así que el 28 de agosto fui a Notting Hill siguiendo las coordenadas que Walter me había dejado. Pasé un par de veces por afuera del café porque no me animaba a entrar jaja onda, llegué casi corriendo pero en el momento de entrar era como ¿qué carajo digo? ¿cómo lo pregunto? ¿y si se me cagan de risa y en realidad es toda una mentira y nunca nadie me dejó nada?

Finalmente, entré al café. No tenía nada que perder, salvo un poco de dignidad que no importaba porque no me conocía nadie. Viene el mozo y muy timidamente le digo:

“eh… I think a friend of mine left a pending coffee for me”.

El tipo me mira, se ríe y me dice “Ahhh yes…but first you have to answer a question”.

Me agarró el pánico.

“You have a nickname…”

“Eh…Angie?”

“No, another one…”

“Eh…”

“It starts with a “T””

“JAJA Titin?”

“YEEES, Titiiiin *pronunciado todo británicamente*”. (Que ahora que lo pienso, el tipo seguro pensó que yo andaba en tetas por el mundo).

“AHHHH”.

“Ok, wait here!”

Al rato volvió con un sobre que tenía mi nombre y adentro había una especie de voucher con lo que Walter me había dejado. Que al final resultó ser un mega desayuno, no un simple pending coffee. Obviamente me comí todo, como buena cerdo que soy. De hecho hasta había medialunas con dulce de leche traído desde Argentina. El mozo terminó siendo un francés que hablaba español a lo colombiano, muy buena onda y nos quedamos ahí charlando mientras yo me comía todo. De vez en cuando me detenía a pensar en lo que estaba pasando y por momentos solo seguía disfrutando de ese presente totalmente fuera de lugar.

La verdad que no sé cómo explicar todavía la situación jaja o sea, estaba en Inglaterra, en Notting Hill y en un café había un sobre con mi nombre…CUALQUIERA. La verdad que en ese momento fui demasiado feliz, porque amo estas cosas locas de la vida y que éste tipo de boludeces sean posibles. Fue muy bueno y bizarro y RE LOCO. Y MUY GENIAL Y TODOOOO. O sea, él había estado ahí, en un país que nada que ver, y después fui yo y me estaban esperando. Me estaban esperando en un café de Inglaterra. ¿Cómo puede ser? Pero fue.

No estamos hablando de un encuentro propiamente dicho. Lo sé. Yo lo sentí como un encuentro a futuro y pasado. Por más que no nos hayamos visto en persona, en cierto modo estábamos los dos ahí. Éste tipo de gestos o momentos le sacan sonrisas a cualquiera. Soy re pro de estas cosas, porque al fin y al cabo, los momentos más simples son los que mejor nos hacen. O sea, obvio que fui feliz porque comí como cerdo pero incluso si hubiera sido un té o un caramelo, lo que me llenó de alegría era el hecho de que algo me esté esperando en un país al que siempre había soñado con ir. Los mejores regalos no son los materiales, sino esos que tienen un significado más allá, que apuntan directamente a los gustos de la persona, que se sabe que fueron pensado exclusivamente para nosotros.

Fue un encuentro a destiempo, sí, pero un encuentro al fin.

Angie!

P.D.: Ésto no es una indirecta para que todos los que me hicieron preguntas ahora me regalen cafés eh.

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¿Qué es Veo Veo? Es, ante todo, un juego, una excusa para conocer lugares de la mano de otros viajeros, contarnos historias, viajar aunque no tengamos la oportunidad de hacerlo, encontrarnos. Se realiza una vez al mes y las temáticas se eligen en el grupo Veo veo en Facebook, y por medio del hashtag #VeoVeo en Twitter y otras redes sociales. ¿Querés jugar? ¡Veo veo! ¿Qué ves?

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